Los VII Premios Fundación ‘la Caixa’ a la Innovación Social han premiado a diez proyectos sociales que aportan respuestas a los retos emergentes que afronta la sociedad, entre lo que destacan algunos sobre la salud mental de los jóvenes, el empleo y la discapacidad, el sinhogarismo o el desarrollo rural.
En una ceremonia que ha tenido lugar este miércoles en CaixaForum Madrid, el jurado ha reconocido con 10 premios y 2 accésits la visión transformadora de las iniciativas ganadoras, que inciden en ámbitos como la exclusión social, la regeneración urbana de barrios degradados, la empleabilidad, el ocio inclusivo y la escuela rural.
En Madrid, y pese a tener vocación nacional y sede en otras regiones, la Fundación ‘la Caixa’ ha premiado a la Fundación Goodjob, centrada en la integración laboral de personas con discapacidad y con un programa concreto de empleabilidad en ciberseguridad para este colectivo.
El director general de la Fundación, César López, ha contado, en declaraciones a Europa Press, cómo ponen el foco en el empleo y la discapacidad con el objetivo de intentar mejorar la situación laboral de personas con discapacidad, que todavía tienen una tasa de paro 10 puntos por encima de las personas que no tienen discapacidad.
También, ha aludido a los trabajos «precarios» dentro de este colectivo y que está muy asignado a sectores muy concretos con «bajo valor añadido» y alta temporalidad. «Intentamos aportar este espacio y ahondar mucho en el sector de las nuevas tecnologías e incluir a personas sin experiencia ni formación previa», ha relatado.
Asimismo, ha subrayado la importancia de que haya un cambio cultural en la mentalidad del mercado laboral, la sociedad y las empresas en cuanto a las capacidades de personas con discapacidad, ya que todavía existe una «estigmatización» vinculada a este colectivo.
Desde la Fundación se centran en ofrecer capacitaciones de ocho semanas con el objetivo de formar a personas con discapacidad y que salgan como profesionales junior que puedan seguir aprendiendo en las empresas, ya que hay un volumen alto de personas de más de 35 y hasta los 55 años que «no se pueden permitir estudiar cuatro años para trabajar».