El PIB del G20 ha recuperado en el primer trimestre del año sus niveles prepandemia, pero con claras distinciones entre países, según datos publicados este jueves por la OCDE.
Así las cosas, el PIB del G20 en su conjunto ha crecido un 0,1% de enero a marzo frente al último trimestre del 2019, el último antes de la pandemia.
Entre los países que más se han recuperado de la crisis se encuentran China (+7,1%), Turquía (+6,8%) e India (+2,7%). Por el contrario, el país del G20 más afectado es Reino Unido, cuyo PIB en el primer trimestre todavía era un 8,7% inferior al contabilizado en el cuarto trimestre de 2019. Por detrás le siguen Italia (-6,4%), Alemania (-5%) y Francia (-4,7%).
En comparación con el cuarto trimestre de 2020, el conjunto de las economías del Grupo de los 20 se expandió un 0,8%, mientras que frente al primer trimestre de 2020, el incremento fue del 3,4%.
Esta semana, el comisario europeo de Presupuestos, Johannes Hahn, pidió este martes «extender» al G20 y a la OCDE el acuerdo alcanzado este fin de semana en el G7 sobre el impuesto mínimo de sociedades del 15 %.
«El resultado exitoso de la reunión de los ministros de finanzas del G7 nos acerca a un acuerdo global sin precedentes sobre la reforma del impuesto de sociedades. Tenemos que buscar la oportunidad para expandir este consenso a todos los miembros del G20 y los países de la OCDE», dijo Hahn en una intervención en el Pleno del Parlamento Europeo.
Este acuerdo en el G7 tendrán que ratificarlo los líderes de las principales economías del mundo -Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Japón-, en la cumbre del próximo viernes.
Tras la llegada a la Casa Blanca del presidente estadounidense, Joe Biden, los países de la OCDE buscan también llegar a un acuerdo sobre la reforma del sistema fiscal global, adaptándolo a la era digital, que su antecesor, Donald Trump, bloqueó.
Los debates en el seno de la organización se centran en establecer a nivel global un mínimo de tributación efectiva para las multinacionales con el fin de evitar que trasladen sus beneficios a paraísos fiscales o jurisdicciones con legislaciones más laxas, como acaba de hacer el G7, y también en el modo de asignar un porcentaje de los beneficios de las empresas, en particular de las digitales, a ciertas jurisdicciones para que paguen impuestos donde operan, aunque no tengan presencia física.