La Cámara Baja de Estados Unidos ha aprobado el presupuesto general para el año fiscal 2018, y ha preparado el terreno para impulsar la reforma fiscal que promueve el actual presidente Donald Trump.
Los congresistas han dado el visto bueno al proyecto presupuestario, que incluye 622.000 millones de dólares para defensa, aunque aún debe contar con la aprobación del Senado.
Si ambas Cámaras aprueban los presupuestos, para autorizar la reforma fiscal se debe activar un proceso legislativo conocido como «reconciliación», que permite sancionar la ley con una mayoría simple de 51 votos y no de 60, como suele ser habitual.
Paul Ryan, el presidente de la Cámara Baja de EE.UU., ha señalado que «no hemos reformado el sistema fiscal desde 1986. Necesitamos aprobar este presupuesto, de forma que podamos crear más empleos, impuestos más justos y mayores sueldos para la gente de este país».
El plan de la reforma fiscal, que se ha dado a conocer desde finales del mes de septiembre por la Casa Blanca y los líderes republicanos del Congreso, podría simplificar las categorías de pago de impuestos de la renta individual, al reducirlas de las siete actuales a tres: el 12 %, el 25 % y el 35 %.
El plan que está siendo promovido por Donald Trump apuesta por enormes recortes de impuestos no sólo para las empresas, sino también para las personas, pero no aclara cómo compensará la caída en los ingresos sin aumentar el déficit.
Los demócratas han rechazado el proyecto presupuestario en la Cámara Baja porque consideran que es un «vehículo para conseguir una reforma fiscal partidista».