Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), ha señalado que la inflación en la zona euro podría acercarse a su objetivo a finales de 2018 o principios de 2019.
Con motivo de la reunión anual del Fondo Monetario Internacional (FMI), Draghi ha indicado que tampoco ha visto pruebas de que la baja inflación se haya enquistado en la fijación de los salarios, uno de los temores de los responsables de la política europea, porque un crecimiento pequeño de los sueldos podría perpetuar la inflación baja.
Draghi ha comentado en una conferencia de prensa que “para fines de año o en los primeros meses del próximo, (la inflación) debería subir y acercarse al 1%, y más tarde, por encima del 1%, sobre todo por el efecto base de los precios de la energía. Por tanto, la tasa de inflación seguirá subiendo (…) para que nuestro objetivo sea alcanzado a fines del horizonte de previsión, en 2018 o el comienzo del año siguiente”.
El BCE lleva tres años y medio sin poder cumplir su objetivo de inflación, cercano al 2%, lo que ha elevado el temor de que su política pierda credibilidad, ante la falta de confianza de las empresas y los hogares en sus decisiones.
Draghi ha agregado que el crecimiento de la eurozona parece haberse estabilizado. No obstante, el panorama presenta riesgos bajistas, especialmente por riesgos geopolíticos y un crecimiento menor al que se ha proyectado en el comercio mundial.
Si bien el presidente del BCE ha reconocido que sus políticas tienen riesgos y efectos secundarios negativos, ha señalado que no ha detectado nada que pueda ser considerado como burbujas en los precios de los activos.