El Banco de Inglaterra ha afirmado que no imprimirá dinero de manera irreversible para financiar el aumento del gasto del Gobierno británico, mientras se esfuerza para proteger a la economía del país de la crisis causada por el coronavirus.
En el mes de marzo, el Banco de Inglaterra tomó la decisión de aumentar su programa de compra de bonos en un récord de 200.000 millones de libras esterlinas (227.710 millones de euros), un paso que resulta similar al que dio la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo con el objetivo de limitar el impacto de una profunda recesión.
Reconociendo que el mundo enfrenta un “momento de gran incertidumbre”, Andrew Bailey, el Gobernador del Banco de Inglaterra, ha comentado que se va a oponer a cualquier llamado para que el Banco de Inglaterra imprima dinero simplemente para ayudar al gobierno,
Bailey ha dicho en un artículo de opinión publicado por Financial Times que “usar el financiamiento monetario dañaría la credibilidad en cuanto al control de la inflación, al erosionar la independencia operativa”.
Además, Bailey ha agregado que “en última instancia, también daría como resultado un balance insostenible para el banco central y sería incompatible con la búsqueda de un objetivo de inflación por parte de un banco central independiente”.
Cuando el Banco de Inglaterra anunció la expansión de su plan de compra de bonos a 645.000 millones de libras (734.367 millones de euros) el pasado 19 de marzo, la mayoría deuda del gobierno, Bailey hizo énfasis en que no estaba ignorando las preocupaciones de los banqueros centrales sobre el financiamiento monetario “porque la historia nos dice a dónde conduce eso”.
El Banco de Inglaterra es el banco central del Reino Unido y el encargado de dictar la política monetaria del país a través de su Comité de Política Monetaria. Funciona como el Banco Central del Gobierno del Reino Unido y entre otras su función es la de emitir y controlar la circulación de la libra esterlina.