Estados Unidos ha advertido directamente a los representantes de Pekín que la reciente depreciación efectuada sobre el yuan podría traer complicaciones, si esa medida establece el alejamiento definitivo de una política que ha estado fijando tipos de cambio regidos plenamente por el mercado y su propia fluctuación.
Desde la capital estadounidense, han habido presiones sobre la República Popular China para que ceda, y permita que su moneda oficial sea intercambiada por valores más fuertes, acordes con las necesidades actuales y reales del mercado.
El mes pasado, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jack Lew, se mostró bastante optimista, e incluso aplaudió la decisión tomada por el Gobierno de China, de permitir que su moneda tuviera una mayor variación con respecto al dólar en las operaciones realizadas diariamente.
Sin embargo, los comentarios más recientes realizados el lunes pasado por parte de un alto funcionario del Departamento del Tesoro, indicaron que el Gobierno de Estados Unidos no se encontraba plenamente convencido acerca de las verdaderas intenciones de China en cuanto a tratar de reducir la intervención de sus autoridades en los mercados de divisas.
“Si la reciente debilidad de la moneda señala un cambio en la política de China alejándose de permitir ajustes (de mercado) y el paso a un tipo de cambio determinado por el mercado, generaría serias preocupaciones”, admitió el funcionario.
La depreciación realizada sobre el yuan hace que las exportaciones provenientes de la República Popular China sean mucho más baratas para los consumidores estadounidenses si se comparan con los productos realizados en Estados Unidos. Además, un yuan débil afecta también al mercado chino, debido a que los consumidores de ese país tienen un poder adquisitivo mucho menor para poder realizar compras de bienes procedentes del exterior.
De igual forma, el funcionario ha señalado que el aumento en el rango de cotización de la moneda oficial de China casualmente llegó tras la caída en el valor del yuan, que coincidió a su vez con la publicación de informes que indican una intervención masiva de las autoridades chinas en el mercado de divisas. Precisamente, es el tipo de actitudes que Washington viene criticando, y que insiste en que Pekín evite.