El Fondo Monetario Internacional ha señalado que el Banco Central Europeo (BCE) debería “analizar las presiones inflacionarias transitorias, y mantener una postura de política monetaria altamente acomodaticia”.
El organismo considera que ésta tendría que ser la postura del BCE “dado que se espera que la dinámica de la inflación subyacente se mantenga débil a mediano plazo por debajo de la línea de base”.
Estos comentarios coinciden con las opiniones de Christine Lagarde, la presidenta del BCE, quien insiste en que el aumento de los precios es consecuencia de factores como los costos de la energía y problemas de suministro que no perdurarán.
Mientras que el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, ha comentado que “transitorio” es una palabra que ya no debería usarse para describir lo que está sucediendo.
El FMI ha advertido que los riesgos para la inflación en la eurozona “se inclinan al alza” y que las autoridades deben estar atentas a las presiones salariales.
En este sentido, el organismo ha agregado que “las próximas negociaciones salariales, que se espera que sean más frecuentes que en años anteriores después de que muchas renovaciones de contratos quedaron en suspenso durante la pandemia, necesitarán un estrecho seguimiento. El BCE también debería estar listo para reducir y luego cesar las compras de activos y los préstamos condicionados a largo plazo, seguido de un ajuste gradual de las tasas de política, en caso de que la alta inflación demuestre ser más duradera”.
Por otro lado, los directivos del FMI han indicado que el BCE tendrá que aclarar cómo mantener el apoyo monetario cuando su Programa de Compras de Emergencia Pandémica y las terceras rondas de ofertas de préstamos ultrabaratos se eliminen de forma gradual.
En relación al crecimiento de la eurozona, Kristalina Georgieva, la directora gerente del FMI, ha señalado que es posible que se presente una “modesta revisión a la baja” de las previsiones económicas de la región, debido a un cuarto trimestre que “luce más débil” ante los problemas de suministro, altos precios de la energía y nuevas restricciones de movilidad debido a la pandemia.
En estos momentos, el FMI prevé una expansión de la economía de la eurozona del 5% en 2021 y del 4,3% para 2022.