Un total de 13 países de la Unión Europea han unido fuerzas para invertir en tecnologías de procesadores y semiconductores, necesarias para los dispositivos conectados a Internet y el procesamiento de datos.
La participación de Europa en el mercado mundial de semiconductores, que se ha elevado hasta los 440.000 millones de euros, es del 10%, y la UE depende actualmente de los chips fabricados en el extranjero.
Esa dependencia ha sido objeto de atención durante la pandemia del coronavirus.
Las preocupaciones en materia de seguridad relacionadas con algunos gobiernos extranjeros también han aumentado la inquietud por la dependencia de chips extranjeros utilizados en automóviles, equipos médicos, teléfonos móviles y redes, así como para la vigilancia del medio ambiente.
A comienzos de 2020, la Unión Europea acordó asignar 145.000 millones de euros, lo que supone la quinta parte de su fondo de recuperación económica del virus, para proyectos digitales.
Los 13 países dijeron que trabajarían juntos para reforzar la cadena de valor y los sistemas electrónicos integrados en Europa.
En una declaración conjunta dijeron que “esto requerirá un esfuerzo colectivo para poner en común las inversiones y coordinar las acciones, tanto de las partes interesadas públicas como privadas”.
Este grupo de países se pondrá en contacto con las empresas con el fin de formar alianzas industriales para la investigación y la inversión en el diseño y la fabricación de procesadores, y estudiará la financiación de esos proyectos.
Además, tiene previsto elaborar un plan de ámbito europeo conocido como Proyectos Importantes de Interés Común Europeo (PIICE), que permite la financiación bajo normas más flexibles de ayuda estatal de la Unión Europea. El grupo tratará de establecer normas y certificaciones comunes para la electrónica.
Entre los países que han firmado la iniciativa se encuentran Alemania, Bélgica, Croacia, Estonia, España, Francia, Finlandia, Grecia, Italia, Malta, Países Bajos, Portugal y Eslovenia.
Thierry Breton, el jefe del departamento digital de la UE, ha señalado que “una estrategia colectiva puede ayudarnos a aprovechar nuestros puntos fuertes actuales y a abrazar nuevas oportunidades, ya que los chips de procesadores avanzados desempeñan un papel cada vez más importante para la estrategia industrial y la soberanía digital de Europa”.