David Lipton, primer subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), ha rechazado que la dependencia de Latinoamérica de la demanda de materias primas por parte de China haya sido «una maldición». Sin embargo reconoce que la transición y el ajuste serán difíciles para los países que dependían de ellas.
«La dependencia de China no ha sido una maldición, ha sido un beneficio inesperado», ha afirmado Lipton en una entrevista, en el Museo de la Nación de Lima, una de las sedes de la Asamblea Anual del FMI y el Banco Mundial que tiene lugar esta semana.
Los últimos cálculos del FMI prevén que Latinoamérica cierre 2015 con una recesión de 0,3%, arrastrada por la ralentización de la locomotora asiática y la consecuente bajada de precios de las materias primas por la menor demanda de China.
«Los países van a tener que lidiar con precios más bajos (de materias primas), inevitablemente será un tiempo de transición, y las transiciones y ajustes son dolorosos, pero también hay oportunidades», remarcó el «número dos» de Christine Lagarde.
Lipton citó como ejemplo el reciente Acuerdo Transpacífico de Libre Comercio (TTP), entre EE.UU. y once economías de la cuenca del Pacífico, entre ellas Perú, Chile y México, en el que no participa China.
«Muestra que puede haber una integración con Asia, que puede ayudar a Latinoamérica a entrar en las cadenas de suministro globales, a las que hasta ahora no ha sido capaz de penetrar», indicó Lipton.
Asimismo, matizó, que «aunque se desacelere, a un 6,8% este año según nuestras previsiones, China contribuirá al crecimiento global en mayor medida de lo que lo hacía a principios de siglo porque su economía es mucho mayor», y lo hará en pleno tránsito hacia un modelo económico más basado en la demanda doméstica.