Tras la tregua de este ejercicio, el Banco Central Europeo (BCE) volverá a someter a la banca de la eurozona a un nuevo test de estrés el próximo año. El organismo presidido por Mario Draghi hará el examen a 50 o 60 de las 123 entidades significativas bajo su supervisión.
Todo apunta a que en la lista de examinados habrá bancos de todas las jurisdicciones, sin que falten los de mayor tamaño y riesgo sistémico. El capital seguirá siendo la medida de la fortaleza de los bancos ante las posibles crisis.
El examen guardará similitudes con el de 2014, que allanó su estreno como supervisor único en los principales países adscritos a la moneda única.
Pero el próximo test de estrés también incorporará novedades. Arrancará previsiblemente en febrero, se extenderá hasta el verano, y los resultados se divulgarán en el tercer trimestre del año.
En una entrevista a la televisión finlandesa, la presidenta del Mecanismo Único de Supervisión (MUS) de la institución, Danièle Nouy, avanzó que la Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés) decidirá cuáles serán los bancos que se pondrán bajo el microscopio.
Antes de que el BCE asumiera la supervisión de los principales bancos de la eurozona, los test de estrés eran un hito que las entidades debían superar de forma ocasional para demostrar su fortaleza y afianzar la confianza de inversores y mercados.
Ahora se han convertido en una herramienta habitual en la vigilancia de la salud del sistema financiero que apunta a la dirección por la que deben transitar los bancos para evitar otra crisis financiera global. Y tendrán carácter anual.
“En esta edición habrá menos bancos. Utilizaremos el criterio de la EBA para definir el tamaño del ejercicio. Pero eso no quiere decir que no se analice al resto, sino que no se realizará públicamente en un gran ejercicio”, explicó la máxima responsable de la supervisión europea.