Las reacciones de Europa hacia el anuncio de Standard & Poor’s de anoche han sido, en general, negativas. La agencia de calificación anunció que estaba manteniendo a todos los países que utilizan el euro en la mira con un 50% de probabilidades de sufrir una rebaja en su calificación en el curso de los próximos 90 días, incluídos aquellos países que aún conservan su calificación AAA. El presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, ha calificado la amenaza de «exagerada e injusta», argumentando que el hecho de que las intenciones de la agencia se hicieran públicas a tan sólo días de una muy importante cumbre de líderes europeos «no puede ser una coincidencia».
Juncker recordó como las agencias de rating no pudieron prever la crisis inmobiliaria que azotó a Estados Unidos en 2008, y llamó a no darles «más crédito del que se merecen». Hay que recordar que Lehman Brothers y la aseguradora AIG conservaron su calificación AAA por parte de las agencias incluso el mismo día en el que declararon su bancarrota, lo que provocó que desde entonces se cuestionara a estos organismos por tener intereses propios de por medio.
El presidente del Eurogrupo y también Ministro de Finanzas de Luxemburgo no ha sido el único en desestimar la amenaza de Standard & Poor’s. La canciller alemana, Angela Merkel, declaró que «la responsabilidad de lo que hagan las agencias de rating es de las agencias de rating». El primer ministro francés, François Fillon, anunció que su país no lanzará un nuevo plan de ajuste pese a las advertencias de la agencia, y aseguró que S&P lanzó un mensaje de que los mercados «no comprenden como funciona Europa y como se toman las decisiones».