Las estaciones de servicio han subido sus precios entre 0,7 y 3,52 céntimos por litro, desde la entrada en vigor de la bonificación de 20 céntimos por litro de combustible aprobada por el Gobierno, según un estudio elaborado por Esade.
«En ambos productos son las gasolineras con precios más bajos las que han reaccionado con mucha mayor fuerza al cambio de política, incrementando sus precios. Esto ha supuesto una compresión de la distribución de los precios. Específicamente, en el caso del gasóleo, las gasolineras más baratas llegaron a aumentar su precio entre cinco y ocho céntimos por litro», revela el informe.
Además, las gasolineras independientes, aquellas sin contrato de exclusividad de suministro con un operador al por mayor de productos petrolíferos, son las que han capturado una mayor parte de la bonificación, mientras que las distribuidoras minoristas (que forman parte de la red de las grandes compañías) lo han hecho en menor medida.
La hipótesis principal que manejan los autores del estudio es que esta situación se debe a «un fallo de diseño» de la medida del Ejecutivo con respecto a las estaciones de servicio independientes.
«El sistema de anticipos implementado por el Gobierno para dotar de liquidez al sector se ha revelado insuficiente en el caso de las gasolineras independientes con menores precios, lo que ha podido llevar a que aumenten sus precios para poder garantizar dicha liquidez», apunta el análisis.
En esa línea, los autores consideran que las grandes compañías «pueden permitirse llevar a cabo esta estrategia de no subir precios, o incluso bajarlos ligeramente en el caso de la gasolina 95» dado que cuentan con los márgenes de sus actividades de refino así como con precios previos superiores respecto a las estaciones de servicio independientes.
«Este abaratamiento relativo de las gasolineras operadas por operadores mayoristas respecto al resto del mercado nos parece especialmente preocupante a medio y largo plazo, puesto que entendemos que puede minar la competencia en el sector», advierte el informe.
Desde que se dio a conocer la intención del Gobierno de bonificar los carburantes, uno de los principales puntos de fricción con el sector de las estaciones de servicio estuvo vinculado a los anticipos que debían recibir las gasolineras.
De hecho, todavía a finales de junio la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (Aesae) pedía al Ejecutivo que agilizase los pagos de las cantidades anticipadas para «no poner en peligro la estabilidad financiera de las gasolineras que operan en España».
Aesae expone que, según sus cálculos, las gasolineras están adelantando en torno a 35.000 euros mensuales, «lo que supone una merma importante en su liquidez y, en muchos casos, al no disponer de esta, una búsqueda de financiación externa en entidades financieras», lo cual deriva en un endeudamiento y unos costes financieros por los que no reciben contraprestación.
En este contexto, la propuesta de Esade consiste en «extender y mejorar el diseño del sistema de anticipos a estaciones de servicio independientes» para garantizar que estas no necesiten recurrir a alzas de precios para tener liquidez a corto plazo.
Así, apuntan la posibilidad de extender el sistema de anticipos y que las devoluciones se realicen con una mayor frecuencia, cada quince días, sustituyendo el modelo actual, donde se realiza de forma mensual.
«Entendemos que de este modo se garantiza la liquidez de las pequeñas empresas del sector, lo que ayudará a que el descuento llegue en su totalidad a los consumidores sin aumentar el nivel de gasto agregado de la política», recoge el informe entre sus conclusiones.
El precio medio del gasóleo en España registró la semana pasada un nuevo récord histórico al alcanzar los 2,1 euros por litro, mientras que el de la gasolina bajó ligeramente, lo cual no evita que ambos carburantes se hayan consolidado por encima de los dos euros el litro, una cota que superan desde hace varias semanas si no se tiene en cuenta la bonificación.
No obstante, contando con ella, el precio medio del litro de gasolina la semana pasada era 11 céntimos más caro que en la última semana de marzo (1,818 euros), antes de que se comenzara a aplicar el descuento, con lo que el encarecimiento registrado por este carburante desde entonces ha absorbido totalmente la ayuda.
En el caso del diésel, al aplicar la rebaja de los 20 céntimos por litro, su importe sería unos seis céntimos superior al precio que marcaba a finales de marzo (1,837 euros por litro).
De hecho, los niveles de precios de los carburantes en España se han consolidado por encima de la media de los países de la Unión Europea y de la eurozona desde la entrada en vigor de la medida, cuando antes de ella se situaban tradicionalmente por debajo del promedio.