El Banco Mundial ha revisado al alza en una décima sus previsiones de crecimiento para la economía de América Latina en el año 2023, pasando del 1,3% que estimaba el pasado mes de enero al 1,4%.
Entre los motivos, el organismo considera que la región se enfrenta a una serie de «vientos de cara» como los elevados tipos de interés y la incertidumbre económica a nivel internacional, que llevan a pronosticar un bajo crecimiento durante este año.
Sin embargo, y a pesar de la falta de «vientos de cola favorables», los bancos centrales de América Latina podrían comenzar a reducir su tasa de política monetaria, lo que se traduciría en mejores cifras macroeconómicas. «Es necesario terminar el trabajo para bajar la inflación, el desafío más urgente para la región en la actualidad», ha afirmado el economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, William F. Maloney.
Tan pronto como se controle la inflación, se comenzarán a bajar los tipos de interés, lo que traerá un resultado «útil» para la región. Precisamente, países como Brasil o Chile ya cuentan con tasas de política monetaria elevadas, reflejando que la región está «adelantada» frente a Europa o Estados Unidos.
Sus previsiones de crecimiento coinciden con las de otros organismos multilaterales como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que estima un crecimiento del PIB para el año 2023 del 1,3%, o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que es más pesimista, augurando un crecimiento del 1%.
Por países, únicamente Chile y Haití tendrán un desempeño negativo en el año 2023, con caídas del 0,7% y 1,1%, respectivamente. Por debajo del 1% tan solo se situarán Argentina (0%) y Brasil (0,8%), mientras que Uruguay, México o Colombia tendrán un crecimiento menor al 2%. En el caso de Centroamérica, las perspectivas son más positivas, con incrementos que van desde el 2,3% de El Salvador hasta el 5,7% de Panamá.