La agencia de calificación crediticia Fitch ha rebajado en una escalón la nota de solvencia a largo plazo de la deuda soberana de México, que pasa de ‘BBB+’ a ‘BBB’, dos escalones por encima del grado especulativo o ‘bono basura’, mientras que ha revisado la perspectiva del rating a ‘negativa’ desde ‘estable’, lo que deja abierta la puerta a un nuevo recorte en el corto plazo como consecuencia de las dificultades que atraviesa la petrolera estatal Pemex y la incertidumbre relacionada con las tensiones comerciales con EEUU.
«La rebaja de México refleja la combinación del mayor riesgo para las finanzas públicas del deterioro del perfil de crédito de Pemex y la debilidad de las perspectivas macroeconómicas, exacerbada por las amenazas externas de tensiones comerciales, la incertidumbre sobre algunas políticas domésticas y las limitaciones fiscales», explicó la calificadora de riesgos.
En este sentido, la agencia subraya el impacto para las cuentas públicas mexicanas del apoyo prestado a Pemex, que estima en dos décimas del PIB mexicano mediante inyecciones directas de capital y menores tasas efectivas de impuestos, advirtiendo de que en opinión de Fitch «no son suficientes para resolver los problemas a largo plazo o prevenir el deterioro continuado del perfil crediticio de Pemex.
Por otro lado, los analistas de Fitch advierten de que el crecimiento de la economía azteca sigue siendo inferior a lo esperado y de que los riesgos a la baja se han intensificado por las amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer aranceles a México a partir del 10 de junio.
México registra un crecimiento medio en cinco años del 2,6%, por debajo de la mediana del 3,6% de los países calificados ‘BBB’, señala la agencia, añadiendo que, aunque en 2018 la expansión del PIB mexicano fue del 2%, el ritmo de crecimiento se desaceleró a lo largo del año y solo esquivó la recesión al estancarse en el cuarto trimestre del año pasado, tras sufrir una contracción del 0,2% en el tercer trimestre.