El Gobierno de Portugal ha hecho públicas nuevas reformas el pasado día 3, entre las que se encuentran el recorte de 30.000 funcionarios en las administraciones públicas, el retraso de un año en la edad de jubilación, la ampliación de 35 a 40 las horas semanales de trabajo en las administraciones, y recortes en el sistema de pensiones.
El primer ministro conservador luso, Pedro Passos Coelho, explicó los recortes presupuestarios en una alocución al país en la que cifró en 4.800 millones de euros los ahorros que espera conseguir hasta 2015, para hacer el Estado sostenible y cumplir los compromisos del rescate financiero del país.
El líder conservador subrayó que su plan está abierto al “diálogo” con la oposición, los empresarios y los sindicatos, pero advirtió que si Portugal no consigue bajar en esa cantidad los presupuestos estatales, volvería a verse “al borde de la quiebra” y en peligro de abandonar la zona euro.
Portugal todavía tiene un déficit excesivamente elevado (del 6,6%) y no ha resuelto el problema del endeudamiento público (más del 120% del PIB), recordó el primer ministro, que consideró el ahorro en el gasto público “crucial” para que el país supere la crisis económica, regrese a los mercados y genere crecimiento y empleo.
Aunque admitió la dureza de los esfuerzos pedidos a los ciudadanos, aseguró, a los que se preguntan “si valen la pena”, que “fallar ahora sería desperdiciar esos sacrificios”.
Según Passos Coelho, su plan de saneamiento del Estado se limita a reducir el gasto público y no incluye más impuestos porque perjudicarían la recuperación económica del país.
Por eso, explicó, pretende “tornar el Estado más eficaz y sostenible” con reducciones de gastos en los ministerios, el personal administrativo y el coste de la Seguridad Social.
La ampliación del horario laboral de los funcionarios, de 35 a 40 horas semanales, equiparará ese sector a la empresa privada y generará grandes ahorros en personal y pago de horas extraordinarias, subrayó.
El sistema de pensiones sufrirá varias reformas, algunas solo enunciadas hoy, como la aplicación de un carga fiscal especial a los pensionistas, para hacerlo menos gravoso.
Además, la edad general de jubilación con todos los derechos retributivos se retrasará a los 66 años, aunque se mantiene legalmente en 65 años con una penalización en las prestaciones.
En las fuerzas armadas y los cuerpos de seguridad no se permitirá el retiro antes de los 58 años.
En la Administración se reducirán estructuras y gastos corrientes, se crearán nuevos sistemas de cualificación, contratación y suplementos salariales y se prescindirá de 30.000 del cerca de medio millón de empleados públicos que tiene Portugal, cuya población es de 10,5 millones de habitantes.
Asimismo, el primer ministro luso hizo pública otra serie de medidas de austeridad ya anunciadas parcialmente en el pasado abril, y que estarían encaminadas tanto a una reforma estructural del Estado como a encontrar una compensación a los recortes que el Tribunal Constitucional de Portugal anuló hace un mes.