La economía francesa creció un 0,6 % durante el primer trimestre de 2016, según las cifras presentadas esta semana por el Instituto Nacional de Estadística (INSEE), que modificó así al alza en una décima sus estimaciones precedentes.
Esta es la segunda revisión consecutiva al alza de los datos del Producto Interior Bruto (PIB) entre enero y marzo, cuando la progresión se aceleró respecto al 0,4 % constatado entre octubre y diciembre.
El organismo ha resaltado que los principales vectores de esa aceleración fueron, en primer lugar el consumo de los particulares, con un incremento del 1 % (había permanecido estancado en los tres últimos meses de 2015), y también la inversión, con una subida del 1,6 % después del 1,2 %.
El INSEE en un comunicado precisó que el comercio exterior tuvo un impacto negativo sobre la evolución económica, pero menos marcada: restó dos décimas en el primer trimestre, frente a las seis décimas que amputó en el cuarto trimestre del pasado ejercicio.
Según las proyecciones del INSEE, con el volumen de producción alcanzado a finales de marzo, si la economía francesa permaneciera estancada el resto del año, el PIB ascendería un 1,1 % en el conjunto del año 2016.
Por su parte, el Gobierno de Francia espera una subida del 1,5 %, una cifra en la que ahora también coincide el Fondo Monetario Internacional (FMI), que la pasada semana corrigió al alza sus previsiones precedentes.
En 2015, la economía de Francia creció un 1,2 % sobre todo por el tirón del consumo privado (1,5 %) y en menor medida por la inversión (0,9 %).
Recientemente, los técnicos del FMI han aplaudido la reforma laboral francesa, que ha suscitado una gran polémica desde que fue anunciada, al considerarla como un paso «necesario» para dinamizar el mercado laboral galo, aunque estiman que aun permanecen barreras importantes que limitan la creación de empleo.