El presidente de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, Jerome Powell, ha asegurado esta semana que la economía estadounidense se ha fortalecido desde la última reunión del organismo en diciembre de 2017, en la que el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) decidió elevar los tipos de interés por última vez, y se ha mostrado optimista respecto a que la inflación alcanzará su objetivo, lo que sugiere que la entidad puede haber tomado un tono más ‘hawkish’.
«Mi perspectiva personal para la economía se ha fortalecido desde diciembre. El contexto económico global es fuerte, el estímulo fiscal impulsa el crecimiento (…) Seguro que la inflación se mantendrá firme», ha indicado en su primera comparecencia oficial ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes estadounidense y en respuesta a las cuestiones planteadas por sus miembros.
No obstante, aunque estos factores podrían impulsar al resto de miembros de la Fed a elevar sus pronósticos de subida de tipos de interés, que actualmente se sitúa en tres alzas durante 2018, Powell ha subrayado que ésta es su opinión personal y que cada miembro del comité hará sus propias proyecciones a medida que se obtengan los datos respecto a la situación económica más reciente.
El FOMC lanzará un nuevo conjunto de proyecciones en la próxima reunión sobre política monetaria que tendrá lugar los días 20 y 21 de marzo. «No quiero prejuzgar las nuevas perspectivas», ha aseverado el presidente del banco central.
La Fed decidió elevar los tipos de interés en un cuarto de punto porcentual en la reunión de diciembre, hasta un rango objetivo de entre el 1,25% y el 1,50%, con lo que el banco central estadounidense cumplía al pie de la letra su hoja de ruta, que anticipaba tres subidas de tipos en 2017. En enero, sin embargo, no llevó a cabo ningún cambio en su política, por lo que el primer alza de tipos de 2018 se prevé que tendrá lugar en marzo.
Respecto a su programa de compra de bonos como respuesta a la crisis, que puso en marcha en 2008 y concluyó en 2014, Powell ha aseverado que fue «efectivo». El programa de Quantitative Easing (QE) llegó a bombear en su punto máximo 85.000 millones de dólares (69.420 millones de euros) mensualmente en el sistema financiero y le llevó a engrosar su balance por más de 4 billones de dólares (3,3 billones de euros), que prevé reducirlo a niveles normales en unos 3 a 5 años.