El PIB de Estados Unidos ha reportado un crecimiento del 3,5 por ciento en tasa anualizada durante el tercer trimestre del año, lo que significa un 0,5 por ciento por encima del 3 por ciento esperado por los analistas para este mismo periodo. Este panorama de mayor solidez de la economía estadounidense contrasta completamente con el miedo generalizado que se tiene en Europa a una posible recesión.
El dato registrado para el PIB también incluye una importante desaceleración en los datos obtenidos para medir el consumo interno en el mercado estadounidense. En el tercer trimestre reflejó un menor crecimiento del consumo pasando del 2,5 por ciento en el trimestre anterior al 1,8 por ciento en el trimestre actual.
El sistema de Reserva Federal Estadounidense (FED) añadió al reciente anuncio de la retirada final de su programa de compra de bonos que venía realizado periódicamente, un mensaje bastante optimista en relación a la evolución seguida de la mayor economía a nivel mundial.
Parte de este mensaje optimista lanzado por la FED viene precedido por el dato del aumento de las exportaciones de Estados Unidos, las cuales aumentaron un 7,8 por ciento, y, al mismo tiempo, las importaciones disminuyeron un 1,7 por ciento. Uno de los principales motores para producir el crecimiento del tercer trimestre ha sido el aumento significativo de dos dígitos en el gasto de la Administración Federal, requerido en gran medida a la renovación de material llevada a cabo en el Pentágono.
Al mismo tiempo que se llevaba a cabo la publicación del dato del PIB en Estados Unidos, se ha conocido el dato de paro semanal, un dato también importante para la economía americana. Las demandas semanales de subsidio por desempleo han aumentado desde las 284.000 hasta las 287.000 solicitudes, lo cual ha estado en la tendencia esperada por los analistas.