Paraguay ha decretado un incremento del 10% en su salario mínimo. Esta medida del Gobierno paraguayo permitirá ejercer presión sobre los precios minoristas, si bien no ha colmado las expectativas de las centrales obreras, que preparan una huelga general para este mes de marzo.
El presidente paraguayo, Horacio Cartes, ha elevado el salario mínimo a 1.824.055 guaraníes (300 euros), bajo el argumento de que la inflación acumulada desde el último ajuste en abril del 2011 superará el 10% en febrero. El nuevo salario empezará a regir desde el 1 de marzo.
El Banco Central del Paraguay (BCP) dará a conocer este lunes el Índice de Precios al Consumidor correspondientes al mes de febrero.
«Sube el 10 por ciento y se aplica al sector privado, ya que el sector público se rige por otras medidas. A todos los asalariados del sector privado que cobran el sueldo mínimo, a partir de marzo», ha comunicado a la prensa el ministro interino de Trabajo, Guillermo Sosa.
Un grupo de analistas explicaron que este incremento tendrá un impacto sobre la inflación entre 1,5 y 2 puntos porcentuales en los próximos meses, en momentos en que las autoridades buscan contener el aumento de los precios.
Paraguay cerró el pasado 2013 con una inflación de 3,7%, sin embargo el mes de enero registró un alza del 1,4%, impulsado por los alimentos, el transporte público y los servicios.
Las centrales obreras de Paraguay están exigiendo un aumento del 25%, tras considerar poco creíbles las cifras oficiales sobre la inflación. Juan Torales, presidente de la Central Nacional de Trabajadores (CNT), prevé una movilización de varios gremios laborales para el 26 de marzo, que estará precedida por dos días de manifestaciones en las calles de Asunción, con vistas a una huelga general.
La Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos ha señalado que aproximadamente 430.000 trabajadores reciben el salario mínimo, lo que representa a poco más del 10% de la población ocupada de Paraguay.
El desempleo alcanza a cerca del 8% de la población, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), pero existe una franja muy amplia de trabajadores subocupados.