Los test de estrés, a los que se someterán los grandes bancos de Europa, tendrán un escenario más adverso que las ediciones anteriores.
La Agencia Bancaria Europea (EBA) ha presentado las condiciones que tomará en cuenta para examinar a las 51 entidades elegidas en la muestra.
El nuevo escenario adverso tomará en cuenta las consecuencias de un largo periodo de tipos de interés históricamente bajos, una fuerte caída en la confianza que conduciría a un debilitamiento significativo de la actividad económica y fuertes tensiones comerciales a escala global.
La EBA ha dicho que, en la práctica, el PIB de la UE podría caer 4,3 puntos entre los años 2020 y 2022, lo que significaría una diferencia de 8,5 puntos si se compara con el escenario de base en ese periodo.
En España, el retroceso del PIB sería del 0,8% en 2020 (frente a una subida del 1,7% en el escenario de referencia), del -2,1% en 2021 (frente al +1,6%) y del -1% en 2022 (frente al +1,5%). Esto traería como consecuencia una subida de la tasa de paro de 3,5 puntos en el conjunto de la UE en esos tres años, y de 3,3 puntos en España, hasta el 17,5% de la población activa en 2022.
Por otro lado, los analistas de EBA prevén que los mercados financieros caerán un 25% en las economías avanzadas y un 40% en los mercados emergentes, los precios de la vivienda descenderían un 16% y los de los bienes inmobiliarios comerciales un 20%.
La EBA ha señalado que junto a eso van asociados un amplio abanico de riesgos que podrían materializarse como consecuencia del Brexit. En la prueba habrá todavía bancos británicos, puesto que 2020 forma parte del periodo de transición para la salida del Reino Unido de la UE.
Por otro lado, no considera la amenaza del cambio climático porque la EBA estima que su efecto será a más largo plazo que los tres años que se tendrán en cuenta en las pruebas.
Estas quintas pruebas de estrés que se realizarán a las entidades financieras de Europa no serán directamente comparables a las precedentes de 2018 debido a la modificación de varios parámetros. La EBA ha dicho que el escenario adverso es casi el doble de severo que el contemplado entonces.