Alemania, Luxemburgo y Finlandia son los únicos países de la eurozona que continúan teniendo la calificación “AAA” con respecto a su deuda soberana, concedida por las tres principales agencias de calificación crediticia: Moody’s, Standard & Poor’s (S&P) y Fitch.
Por su parte, Austria y Holanda son los países que han abandonado más recientemente este grupo, con el consiguiente desgaste para sus respectivos Gobiernos, aunque en menor medida en el aspecto de su financiación en los mercados.
En este sentido, el banco holandés Rabobank ha señalado en un informe que el impacto para la deuda de Holanda en el mercado, tras la rebaja de la calificación, será limitada ya que «la deuda holandesa no se ha movido de manera significativa respecto al bono alemán».
Antes del estallido de la crisis, en el año 2007, hacían falta los dedos de dos manos para contabilizar los países de la zona euro que poseían la mejor calificación crediticia posible, la anhelada triple A, por parte de las tres mayores agencias de rating del mundo. Después de que haya sido apeada del club Holanda, sobra con una mano para pasar revista a los países del euro con la triple A, ya que sólo son tres.
Este hecho evidencia la profunda crisis que ha experimentado la deuda soberana de los países de la eurozona. El mejor ejemplo de ello es Irlanda, que poseía una calificación triple A antes de la crisis, y que ha terminado necesitando el rescate financiero de la UE para cubrir los vencimientos de su deuda.