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viernes, abril 19, 2024
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Funcas: la banca española, preparada para la Unión Bancaria Europea

 Funcas: la banca española, preparada para la Unión Bancaria Europea

Según la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), la banca española se encuentra preparada para la Unión Bancaria Europea, tras elevar su nivel de solvencia en términos de capital principal alrededor de un 10,5%.

Funcas analiza el proceso de unión bancaria europea en el último número de Papeles de Economía Española, coordinado por el economista Santiago Carbó.

La fragmentación del mercado financiero, y su principal consecuencia, la diferencia de costes de financiación tanto pública como privada en los diferentes países de la Unión Europea, es uno de los efectos más significativos de la actual crisis y uno de los mayores obstáculos para salir de ella.

Por esa razón, la unión bancaria se alza como un elemento clave para fortalecer la unión económica y monetaria. Sin embargo, diversos factores dificultan su avance, que no es todo lo rápido que sería deseable, y cuanto más se demore su puesta en marcha, más se dificultará la salida de la crisis económica.

La unión bancaria se plantea pues como la solución a esta fragmentación, a través de sus dos principales pilares – supervisión única y mecanismo unificado de resolución -, el primero de los cuales debería entrar en funcionamiento a finales de 2014.

Según Juan Serrano, del Banco de España, 16 entidades financieras, que representan el 90% de los activos de nuestro sistema financiero, pasarán a ser supervisadas directamente por el Banco Central Europeo, a través del Mecanismo Único de Supervisión. En su artículo analiza la situación del sistema financiero español tras 6 años de crisis y de los severos ajustes aplicados al sector, tras los cuales su nivel de solvencia en términos de capital principal ha mejorado significativamente para situarse en torno al 10,5%.

Sin embargo, según Santiago Carbó (Bangor University y Funcas) y Francisco Rodríguez (Universidad de Granada y Funcas), las propuestas en las que se está trabajando, tanto en lo relativo a la supervisión como a la resolución, suscita algunas dudas sobre su alcance y contundencia.

Los autores ahondan en las razones del lento avance de la unión bancaria y concluyen que en parte puede deberse al apoyo gubernamental al sistema financiero a través de garantías implícitas, que son el apoyo potencial gubernamental que analistas y agencias de rating estiman que tiene cada país respecto a sus entidades financieras.

Estas garantías pueden llegar a ser tres veces mayores en países como Alemania o Austria que en España o Italia. Ese diferencial se traduce en ventajas competitivas para los bancos que las disfrutan, ya que pueden acceder a una financiación a menor coste y ofrecer créditos más baratos al sector privado en sus países. Suponen diferencias en los costes de financiación de los bancos que no tienen nada que ver con su riesgo o el riesgo-país sino con protecciones gubernamentales dudosamente competitivas.

Joaquín Maudos (Universidad de Valencia e Ivie) pone de manifiesto que los países que han sufrido con especial virulencia las consecuencias de la crisis de la deuda soberana soportan costes de financiación muy superiores al resto, lo que les aleja aún más de la recuperación. El diferencial de tipo de interés es especialmente alto en los préstamos a pequeñas y medianas empresas y créditos al consumo a las familias en los países, como España, más afectados por la crisis.

Otra de las consecuencias de la fragmentación el mercado financiero es que los tipos de interés bancarios responden más a las variaciones de la prima de riesgo que a los tipos de intervención del BCE, por lo que se rompe la efectividad de la política monetaria del banco central.

Ángel Berges, Emilio Ontiveros y Francisco José Valero analizan en qué medida el sistema financiero español se va a ver condicionado por la puesta en marcha de la unión bancaria. Los autores consideran que los factores que más van a incidir en el sector financiero español son la propia situación económica y las reformas legales comprometidas para recibir los fondos necesarios para el rescate bancario.

Aunque consideran que la unión bancaria, y concretamente el mecanismo único de supervisión, debería ayudar a mejorar la confianza en el sistema financiero español, se cuestionan hasta qué punto la lentitud del proceso puede suponer un problema a añadir a los ya existentes.

Para los autores, el modelo de construcción de una unión bancaria al estilo europeo de “pasos graduales” entraña riesgos, máxime cuando dichos problemas son bastante serios y pueden llevarse por delante otros desarrollos de la integración europea, que, al menos en algunos casos, se han tardado años en conseguir.

El catedrático de Finanzas de la Stern School of Business (New York University), Anthony Saunders, analiza la experiencia de 150 años de regulación en Estados Unidos en la que ha habido múltiples intentos de contar con mecanismos de reestructuración y de prevención de crisis que, sin embargo, no han acabado de ofrecer una solución contundente.

En todo caso, como señala Saunders, hay lecciones de las que Europa (mucho más retrasada en estos avances) debe aprender. Una de ellas es conceder al MEDE toda la potencia que sea precisa como mecanismo de solidaridad y apoyo financiero (como lo fue el TARP durante la crisis en Estados Unidos).

También sugiere que no se debe dudar en conceder al Banco Central Europeo amplios poderes para, por ejemplo, cerrar o liquidar bancos, porque si se limitan esos poderes siempre habrá conflictos con las autoridades nacionales.

Philip Molyneux (Bangor University) analiza cómo se ve el proceso de unión bancaria desde países que, como Reino Unido, estarán fuera de la misma. Sugiere Molyneux que fuera de la eurozona existe la opinión de que la unión bancaria se está llevando a cabo principalmente para salvar al euro, y que parece que va a crear un sistema de dos niveles (“two-tier system” en inglés) compuestos por los miembros del euro por un lado y los no miembros por otro, que probablemente generará conflictos entre autoridades europeas como la Autoridad Bancaria Europea y el BCE.

Se desconoce asimismo si puede aplicarse un sistema eficaz de resolución y recuperación, ya que no se tiene referencia alguna previa en esta área. En opinión de Molyneux, no es sorprendente que la propuesta de unión bancaria no sea apoyada por el Reino Unido.

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