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Las pymes españolas pagan por su financiación un 77% más que las alemanas, según Funcas

Funcas

Una de las principales conclusiones del artículo de Joaquín Maudos, incluido en el último número de Cuadernos de Información Económica, editado por Funcas, es que la política económica del BCE no se trasmite correctamente a la economía real de los países y se hace necesario acelerar la unión bancaria para recuperar su efectividad.

Según Maudos, las empresas de los países que en mayor medida han sufrido la crisis de deuda soberana pagan un 85% más por su financiación que el resto. Este encarecimiento de los créditos ha impactado negativamente en la inversión lo que, unido a las políticas de austeridad, lastra las posibilidades de recuperación de dichos países.

En el caso de España, las pymes están pagando por su financiación (considerando préstamos inferiores a un millón de euros) 105 puntos básicos más que la media de la zona euro, mientras que el resto de las empresas (por préstamos superiores a un millón de euros) paga un sobrecoste de 35 puntos básicos. Son, por tanto, las pymes las que en mayor medida están sufriendo este problema y se financian un 35% más caro que la media en la eurozona y un 77% más que las pymes alemanas.

Esta fragmentación del mercado financiero supone una ruptura de los mecanismos de transmisión de la política monetaria, de modo que los esfuerzos que en este sentido hace el Banco Central Europeo pueden no tener el efecto deseado en los países más afectados por la crisis. En ellos, los tipos de interés bancarios responden más a la prima de riesgo soberana de cada país que a los tipos de intervención fijados por el BCE.

El artículo de Santiago Carbó y Francisco Rodríguez analiza el nuevo marco interpretativo de la clasificación de créditos por parte del Banco de España, que podría derivar en nuevas exigencias de provisiones a las entidades financieras españolas. No obstante, completar ese saneamiento parece factible, así como una condición fundamental para que vuelva el crédito.

Según los últimos datos del Banco de España, hasta mayo de 2013 se han refinanciado o aplazado préstamos por un importe superior a los 208.000 millones de euros, el 13,6% del crédito total al sector privado residente. Del total de operaciones refinanciadas o aplazadas, el 20,6% ha sido clasificado como subestandar y el 37% como dudoso.

El artículo también evalúa las proyecciones realizadas por Olyver Wyman en los test de estrés realizados en 2012 y concluye que las probabilidades de impago de la banca española han sido, en general, inferiores a lo estimado, con la única excepción de las grandes empresas y las carteras de obras públicas. Además, el beneficio antes de provisiones de la banca ha sido superior al proyectado.

Asimismo, en este artículo se muestra que la exposición a las actividades inmobiliarias de los bancos españoles se redujo en un 50% durante 2012 y 2013, teniendo en cuenta tanto los préstamos como los activos adjudicados, netos de provisiones. Alrededor del 60% de la reducción se estima que se debe a las transferencias a la Sareb, mientras que el 40% restante se explica por las medidas adoptadas por los propios bancos.

Otro de los artículos del último número de Cuadernos de Información Económica, firmado por Pilar L’Hotellerie-Fallois y Javier Vallés, analiza cómo la crisis ha obligado a los bancos centrales a innovar en su manera de operar, ya que los instrumentos convencionales han mostrado algunas limitaciones. En general, los bancos centrales de las economías desarrolladas han imprimido un tono cada vez más expansivo a sus políticas monetarias y lo han mantenido por un tiempo récord, de manera que no solo se han relajado las condiciones financieras sino que se ha elevado el peso de los bancos centrales en algunos segmentos de los mercados financieros.

Los autores argumentan que la capacidad de la política monetaria para apoyar la recuperación es limitada y que no puede ni sustituir los procesos de reformas estructurales ni solucionar los problemas de solvencia del sistema financiero.

Además, advierten de los riesgos que implicaría mantener la expansión monetaria más allá de lo razonable, por ejemplo, la posible generación de nuevas burbujas, el deterioro de la capacidad de los bancos para generar beneficios o las dificultades para obtener renta de los inversores institucionales.

Por último, el artículo firmado por María Jesús Fernández analiza en qué medida puede confiarse la recuperación de la economía española a las exportaciones. La conclusión es que se está realizando un análisis excesivamente optimista del potencial del sector exterior en lo que se refiere al papel que desempeñará a corto plazo para inducir una recuperación sólida y sostenida de la economía. Esta no puede basarse sólo en las exportaciones, sino que debe apoyarse en la reactivación de la demanda interna.

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