El Instituto BBVA de Pensiones ha señalado en un informe que aumentar la base máxima de cotización sin incrementar en paralelo la pensión máxima, provocaría la quiebra de la contributividad del sistema para las rentas altas.
La base máxima de cotización este año se sitúa en 4.070,10 euros mensuales (48.841,2 euros anuales), de forma que las rentas que superan esta cantidad no cotizan a la Seguridad Social. La pensión máxima, por su parte, asciende este año a 2.683,34 euros mensuales (37.566,76 euros al año).
De esta forma, la actual relación entre la base máxima y la pensión máxima es del 77%, de manera que están cotizando más de lo que posteriormente perciben en forma de pensión, pues ésta se encuentra topada por ley.
También el Banco de España ha señalado recientemente que es necesario mantener el carácter contributivo del sistema para que exista una relación adecuada entre lo que aportan los participantes y lo que esperan recibir a cambio.
«La relación entre la base de cotización y la pensión es un elemento clave en la redistribución intrageneracional del sistema de pensiones. Los trabajadores que más cotizan ya están aportando solidaridad al sistema con esta parte de pensión no percibida. La cuestión es que, para mantener la contributividad del sistema, un aumento de las bases máximas debería ir acompañado de un incremento de la pensión máxima», explica el director del Instituto BBVA de Pensiones, Luis Vadillo.
Sin embargo, el problema es que si sube la base máxima en paralelo a la pensión máxima se neutralizaría el objetivo de incrementar los ingresos y reducir los gastos de la Seguridad Social, apunta Vadillo.
En opinión del Instituto BBVA de Pensiones, la subida de las bases máximas tendría dos consecuencias negativas. Para los trabajadores de mayores rentas supondría cotizar más sin obtener una pensión mayor, siempre y cuando no se aumentara de manera proporcional la pensión máxima. Para las empresas, los costes salariales subirían, pues tendrían que cotizar más por los empleados que excedan estos niveles de rentas.
Actualmente, la empresa se hace cargo del 23,6% de la base de contingencias comunes del trabajador, mientras que el trabajador asume el 4,7% de dicha base. «A largo plazo, esta medida puede tener perniciosos efectos sobre el mercado laboral, dado que las empresas perderían competitividad frente a competidores de otros países con costes laborales más contenidos», explica el Instituto.
«Al desincentivar la contributividad se pueden fomentar prácticas que busquen reducir o eludir las cotizaciones a la Seguridad Social, lo que a la larga puede ocasionar un problema de mayor magnitud», argumenta Vadillo.
Asimismo, el Instituto BBVA de Pensiones ha incidido en el hecho de que el sistema de la Seguridad Social español se fundamenta en una serie de principios entre los que se encuentra la proporcionalidad contributiva, consistente en que las prestaciones percibidas son directamente proporcionales a las aportaciones efectuadas, exceptuándose los complementos a mínimos y rentas elevadas.