Barclays ha anunciado esta semana que prevé acelerar su venta de activos y recortar la mayor parte de sus costes, en unos momentos en los que el nuevo presidente de su directorio está intentando imponer su marca personal en el banco británico.
Hace tres semanas, Barclays despidió a su anterior CEO, Antony Jenkins, quien recordó en su momento que llegó a la entidad financiera en un momento muy difícil, tanto para el sector financiero como para la entidad.
John McFarlane, el presidente del directorio que se incorporó a Barclays el pasado mes de abril precedido por una reputación importante de tomar medidas audaces, señaló este miércoles que tiene previsto recortar los costos como un porcentaje de los ingresos en torno a un 55% y que también reducirán los activos catalogados como no estratégicos en torno a los 20.000 millones de libras esterlinas (28.368 millones de euros) para el año 2017.
La entidad financiera tuvo que cubrir una disposición adicional de unos 850 millones de libras (1.206 millones de euros) en el segundo trimestre de este año para hacer frente a una indemnización a clientes en el Reino Unido, ocasionado en gran medida por las ventas inadecuadas de productos de protección.
Barclays registró durante el segundo trimestre una ganancia ajustada antes de impuestos de 1.850 millones de libras esterlinas (2.624 millones de euros), lo que se traduce en un incremento del 12% en relación al mismo período del año anterior, ubicándose por encima de lo que habían previsto en promedio los analistas, quienes calcularon una ganancia de 1.750 millones de libras esterlinas (2.482 millones de euros).