Kutxabank ha informado que a lo largo de 2020 redujo sensiblemente las emisiones de CO2 que genera su actividad corporativa, por lo que su huella de carbono tiene un saldo positivo de 12.384 toneladas.
Desde el año 2018, las emisiones del banco han disminuido un 84,3%, rebaja que se ha intensificado en el conjunto de 2020 gracias a un contrato suscrito con Iberdrola para que las más de 900 sucursales de su red y todos sus centros de trabajo utilicen sólo electricidad ‘verde’ procedente de la planta fotovoltaica Núñez de Balboa.
A este suministro verde se suma la contribución de las más de 13.000 toneladas de CO2 que absorben los bosques que son propiedad del grupo bancario: 971 hectáreas en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa. Estos bosques proceden de las excajas BBK, Kutxa y Vital, que en la mayoría de los casos se convirtieron en propietarias debido a donaciones.
De acuerdo a lo que ha señalado la entidad financiera, la aportación de estos bosques ha permitido compensar de forma muy holgada las emisiones que Kutxabank emite a la atmósfera por el consumo de gas natural y gasoil, electricidad y el transporte de sus trabajadores.
En concreto, Kutxabank ha logrado en 2020 una ‘huella de carbono negativa’ de 12.384 toneladas.
Como un ejemplo de su compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente, Kutxabank ha destacado su guía de buenas prácticas ambientales, en la que promueve la eficiencia energética, la segregación y la gestión de residuos, y la minimización en el uso de recursos y materiales.
Asimismo, ha subrayado que en su oferta financiera tiene una serie de productos sostenibles para compra y aseguramiento de viviendas con alta calificación energética, así como para la adquisición de vehículos eléctricos e híbridos o de electrodomésticos ‘verdes’.
Para finalizar, el banco vasco ha apuntado que en sus activos gestionados, más de 24.000 millones de euros lo son según criterios de inversión socialmente responsables.