La Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) han elaborado el estudio ‘El equipamiento de los hogares y las dotaciones de capital de las familias en el siglo XXI’, que refleja que el 20,7% de las personas que solo cuentan con estudios básicos ha reconocido que no puede teletrabajar porque su domicilio no cuenta con la conexión a Internet, el mobiliario o el espacio necesarios, un porcentaje que se reduce a la mitad (9,4%) entre quienes tienen formación superior.
Además, el 14,7% de los individuos que vivía en hogares con bajos ingresos en 2021 también ha reconocido tener grandes impedimentos para trabajar desde casa, una proporción que triplica la que se produce entre quienes residían en un hogar con ingresos elevados (5,7%).
Pese a la extensión de los equipamientos tecnológicos que se ha producido en la última década, la brecha digital sigue diferenciando las posibilidades de acceso a la tecnología que tienen las personas con mayor poder adquisitivo frente a las más pobres.
Según este estudio, solo un 61,1% de los hogares con bajos niveles de ingresos contaba con un ordenador en el domicilio en 2022, frente al 97,8% de los de más renta que lo tenían. También se observaba una notable diferencia en la disponibilidad de conexión a Internet: el 99,6% de los domicilios con mayor capacidad económica poseían una red propia, un porcentaje que caía al 89,1% entre los hogares con menos recursos.
La brecha digital no solo establecía diferencias en el equipamiento del que disponen los individuos, sino también en lo referente a la frecuencia de uso de Internet. En 2022, mientras el 96,8% de las personas con mayores ingresos se conectaba a la red a diario, solo el 80,6% de los de menor nivel de renta lo hacía.
Por nivel educativo la brecha se acentuaba: un 74,9% de las personas con estudios básicos usaba habitualmente Internet, un porcentaje mucho menor al 96,1% que se registraba entre los titulados superiores.