Estonia ha prohibido a Danske Bank operar en el país, como consecuencia de un caso de blanqueo de capitales.
El consejo de la CNMV de Estonia, conocido como la Finantsinspektsioon, ha instado a la entidad financiera a presentar un plan de acción en 20 días que contemple la finalización de sus operaciones en el país báltico en un plazo de ocho meses y que proteja los «intereses» de los consumidores.
El regulador financiero de Estonia ha explicado que «monitorizará con mucho cuidado el proceso de cierre de la filial», y ha advertido al banco que está «preparado para tomar medidas supervisoras adicionales para proteger el interés de los consumidores y la credibilidad del sector financiero».
Asimismo, la Finantsinspektsioon ha señalado de que «nada cambia de momento» para los clientes de Danske Bank en Estonia, porque todos los contratos se van a mantener en vigor. Durante los próximos ocho meses, el banco danés va a tener que devolver los depósitos de forma «gradual», aunque tiene prohibido obligar a los prestatarios a devolver sus préstamos de forma anticipada.
La CNMV del país báltico ha explicado que «Danske Bank deberá transferir todos los contratos de préstamos de su filial en Estonia en un plazo de ocho meses a otro banco no relacionado o entidad que esté autorizada a operar en Estonia».
Además, si la entidad bancaria no puede hacerlo en un «plazo razonable», la Finantsinspektsioon se verá en la obligación de encontrar «otra solución justa» para que los préstamos sigan vigentes y los intereses de los clientes sean «protegidos adecuadamente».
Al 31 de diciembre de 2018, Danske Bank contaba con un total de 14.700 depositarios, 95,6 millones de euros y una cuota de mercado del 0,54%. Mientras que los préstamos totales alcanzaron un valor de 1.060 millones de euros con un total de 12.300 prestatarios y un 5,45% de cuota de mercado.