CaixaBank ha presentado el décimo tercer número de la Colección Comunidades Autónomas de CaixaBank Research para la economía de Castilla-La Mancha.
Esta serie de publicaciones buscan contribuir al conocimiento de la realidad económico-territorial de las distintas regiones de España, a través de la realización de diagnósticos estratégicos que estudian cada uno de los principales componentes socioeconómicos regionales de forma individualizada.
El informe ha sido presentado esta semana a Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha; Patricia Franco, consejera de Economía, Empresas y Empleo; Isabel Moreno, directora territorial de CaixaBank en Castilla-La Mancha y Extremadura; Enric Fernández, economista jefe de la entidad financiera; Emilio Ontiveros, presidente de AFI, consultora encargada de la elaboración del informe; y los representantes del tejido empresarial y agroalimentario de Castilla-La Mancha.
El diagnóstico estratégico territorial de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha no sólo analiza las fortalezas y oportunidades, sino también las debilidades y amenazas a las que se enfrenta la región.
Siguiendo la metodología de los volúmenes anteriores, a través de la cual se ha contado con el apoyo de estadísticas e informes oficiales, programas institucionales en curso y opiniones de destacados actores empresariales, sociales e institucionales de la región, se han analizado los principales componentes socioeconómicos de la región.
Entre las conclusiones del estudio se encuentran la conveniencia de reforzar y ampliar las fortalezas actuales de Castilla-La Mancha, como la diversidad del tejido industrial, la especialización en la industria agroalimentaria, el potencial del sector energético, la digitalización, la economía circular y el turismo interior. Además, se proponen respuestas a algunas de sus debilidades más significativas, como el declive sociodemográfico de algunas zonas rurales y las dificultades para competir e innovar de las pequeñas empresas.
Los analistas de CaixaBank sugieren que la región debe seguir apostando por la industria agroalimentaria. El reto del sector pasa por superar las estrategias que priorizan la cantidad, avanzando en términos de calidad y transformación de producto.
En este sentido, han destacado que es importante potenciar las actividades de transformación en los núcleos intermedios que actúan como polos de fijación de la población en las zonas rurales.