Amado Franco, el presidente de Ibercaja, ha mostrado su optimismo por la mejoría de los datos macroeconómicos, sin bien ha subrayado que el reto de España es el empleo.
En el tradicional encuentro con los medios de comunicación con motivo de la Navidad, Franco ha mostrado su optimismo porque los datos macroeconómicos van mejorando, España crece a un ritmo superior a los países de la Unión Europea, se está empezando a crear empleo y a controlar el déficit y están «tirando» el turismo, el consumo y las exportaciones, pero el reto es crear puestos de trabajo más rápidamente y de más calidad.
Franco ha destacado que Ibercaja afronta el futuro, complicado y distinto, después de haber sobrevivido al «tsunami financiero», pasar con holgura los test de estrés, consolidar su doble faceta financiera y de obra social, incrementar su tamaño con la integración de Caja3 (con las cajas de Badajoz, Burgos y CAI) y reforzar su liderazgo.
Ahora, ha remarcado, los reguladores demandan más solvencia porque no quieren que se repitan las experiencias de fracasos anteriores, pero a unos niveles que si «se pasan» dificultan que fluya el crédito a las pequeñas y medianas empresas, que son las que al final harán que se supere la crisis.
Ante ese futuro, ha destacado que lo conveniente era propiciar un cambio generacional, nombrando hace casi un año como consejero delegado de la entidad a Víctor Iglesias, que de inmediato rejuveneció la estructura y que tiene en sus manos, en gran parte, la independencia, la continuidad y el éxito de Ibercaja.
Por su parte, Iglesias ha insistido en que por fin se afronta una etapa de expansión económica y laboral que hay que apuntalar para que los beneficios se extiendan a todas las capas de la población y que Ibercaja, el octavo grupo financiero del país, «goza de buena salud» y prevé cerrar el ejercicio con un balance de actividad comercial satisfactorio y unos resultados positivos, teniendo en cuenta el complicado contexto de este año para la banca minorista.