Nadia Calviño, la ministra de Economía y Empresa en funciones, ha afirmado que «no hay prisa» por privatizar Bankia.
El Gobierno posee en torno al 60% del capital de la entidad a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob).
En declaraciones a RNE, la responsable de la cartera económica del Ejecutivo ha explicado que el objetivo de esta desinversión tiene que ser la recuperación de las «ingentes» ayudas que se inyectaron en la entidad.
«No veo presión para tomar esta decisión y menos si puede ser perjudicial para los españoles», ha subrayado Calviño, destacando que Bankia es una entidad «bien gestionada, con un equipo muy profesional y con unos resultados financieros muy en línea con el resto del sector».
En este sentido, la ministra de Economía ha asegurado que con un Gobierno en funciones «poco se puede hacer» en estos terrenos, por lo que pide que se constituya «cuanto antes» para poder tomar decisiones de futuro, incluyendo el ámbito regulatorio.
«El mundo no se para porque no haya Gobierno, tenemos muchos proyectos para nuestro país, como es la creación de la Autoridad Independiente de Protección al Cliente Financiero», ha señalado, asegurando que es un tema que «verdaderamente importa a los ciudadanos porque les permitirá estar más preparados y protegidos en este entorno».
Respecto a la financiación de esta autoridad, Calviño ha dicho que se han estado considerando «distintas alternativas». Entre las opciones, ha afirmado que debe introducir algún tipo de elemento desincentivador para que las entidades financieras tengan interés en que no haya quejas por parte de los ciudadanos o que se resuelvan en primera instancia en las propias oficinas de reclamaciones.
Una de las opciones que se ha barajado es que los bancos paguen algún tipo de tasa para financiar esta oficina, de forma que los ciudadanos no tengan que pagar por acudir a este órgano y que evite que deban ir a la Justicia, una vía más onerosa para el usuario.
La titular de Economía también ha hecho referencia al reto que tienen los países de la zona euro con mayor espacio fiscal para acompañar al crecimiento e impulsarlo, ya que la política monetaria por sí sola «no es capaz de compensar o contrarrestar» los efectos negativos de la guerra comercial.
En opinión de Calviño, «la política monetaria de Mario Draghi –presidente del Banco Central Europeo (BCE)— tendrá que ser más acomodaticia para ayudar al crecimiento, pero no puede actuar sola, tiene que haber una política fiscal y reformas estructurales que la acompañen».