Francisco González, presidente de BBVA, y Ángel Cano, CEO de la entidad, se instalarán dentro de un año en el nuevo edificio de ‘La Vela’, que el banco construye en el barrio de Las Tablas, al norte de la ciudad de Madrid.
‘La Vela’, en la que se tomarán las principales decisiones de la entidad, ya ha alcanzado su altura máxima: 93 metros, los mismos que la estatua de la Libertad de Nueva York.
La alta dirección de BBVA dejará sus despachos tradicionales del Paseo de la Castellana para incorporar una nueva forma de trabajo que se hará extensible a todos los empleados. «Serán espacios abiertos que faciliten la comunicación y el trabajo en grupo», ha explicado la directora del proyecto de la Ciudad BBVA, Susana López.
La llegada de Francisco González y Ángel Cano a ‘La Vela’ supondrá la culminación del traslado a la nueva sede, previsto para la primera mitad de 2015. En total, 6.000 empleados trabajarán en las nuevas instalaciones, de las que actualmente 1.800 empleados ya tienen su día a día en el barrio de Las Tablas. López detalla que los nuevos traslados de personal se iniciarán desde marzo del próximo año.
‘La Vela’, una torre de forma elíptica que acogerá a unos 200 trabajadores, pondrá el colofón al proyecto de la Ciudad BBVA y vertebrará en torno a una plaza central de 100 metros de diámetro un complejo de más de 114.000 metros cuadrados de oficinas y servicios. ‘La Vela’ empezará a ganar atractivo estético con el inminente acristalamiento de sus dos caras laterales.
El nombre de la torre más distintiva de la nueva ciudad BBVA se eligió tras un concurso de ideas entre los empleados de la entidad. Quizás otros de los nombres propuestos habrían casado más con la percepción que hoy en día la sociedad percibe de los bancos: ‘La moneda’ o ‘La hucha’. Pero ‘La Vela’ convenció a los directivos del banco para trasmitir los principios de sostenibilidad y trabajo en equipo, según indica la directora de la Ciudad BBVA, Gloria Lamas.
Aunque ‘La Vela’ acaba de alcanzar su máxima altura y no acogerá a ningún empleado hasta el próximo año, el flamante edificio del complejo que ultima BBVA se convirtió en protagonista inesperado el pasado verano. La torre sufrió un aparatoso incendio por causas fortuitas, si bien el incidente quedó en anécdota tras sofocarse en apenas unas horas. «No cambió ningún plan», asegura López.
BBVA ha invertido un total de 600 millones de euros a cierre de 2013 en el proyecto de la nueva sede. Además de ‘La Vela’, la ciudad incluye otros siete edificios que llevarán el nombre de los continentes. Hasta ahora están en pleno funcionamiento ‘Asia’ y ‘Oceanía’, en los que se puede comprobar que la insonorización frente al exterior (a través de una doble capa de dos cristales separadas por gas argón) será la nueva forma de trabajar en el banco presidido por González.
La nueve sede corporativa del ‘banco azul’ también hace de la luz natural una de sus nuevas señas de identidad. Amplios ventanales que llenan de luminosidad el complejo y que tiene su punto álgido en una de las salas ‘estrella’ de la ciudad BBVA: la Sala de Tesorería. En este edificio se gestan varios de los eslabones de la llamada cadena de valor, esto es, estructuración, trading y ventas de productos financieros, separados por ‘murallas chinas’ (barreras de comunicación) del área de bonos y equity, Research y operaciones post venta.
La Sala de Tesorería depende de la unidad de Global Markets, que tiene otros espacios semejantes en Londres, Nueva York y Hong Kong. Esta división en Madrid gestiona un volumen promedio de 61,9 miles de millones, en más de 6.000 operaciones. Desde las salas de reuniones anexas apenas se perciben las órdenes y consultas en voz alta entre los empleados, un ruido rebajado y amenizado por la doble altura del recinto.
Los momentos cúspides en los que la Sala de Tesorería recoge la tensión de los mercados son las comparecencias del presidente del BCE, Mario Draghi, (que cada empleado puede escuchar individualmente desde su mesa) y las subastas del Tesoro Público.
«Ahora hay menos gritos», indica la responsable de Estrategia y Desarrollo de Negocio de Global Markets de BBVA, Silvia Balanzategui, al recordar la tensión que se vivía entre los empleados de esta división en las subastas que coincidían con las dudas de los inversores sobre la viabilidad de la economía española.
Para acceder a esta especie de cubo en la que se encuentran los empleados de Global Markets en Madrid, la única identificación es la huella dactilar, previa autorización. «Es la Sala con máxima seguridad de la Ciudad BBVA», explica Gloria Lamas. En la Sala de Tesorería trabajan alrededor de 340 personas.
BBVA confía en lograr con su nueva sede el «mejor entorno» para el desarrollo de la actividad laboral, para lo que cuenta con todo tipo de servicios básicos para los empleados, desde restauración a servicios médicos y de apoyo a las familias, según subraya Susana López, la directora del proyecto.