Caixabank ha intentado una fusión con Banco Popular, que rechazó el ofrecimiento y ha optado por una ampliación de capital de 2.500 millones de euros para afrontar las necesidades de capitalización estimadas en la auditoría realizada por Oliver Wyman, que se elevan a 3.223 millones.
El presidente de Caixabank, Isidre Fainé, planteó esta posible integración a Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, una semana después de la Diada y dos días antes de que se desarrollase en la Moncloa la reunión con el presidente de Cataluña, Artur Mas, según publicó ayer el diario «El Mundo».
Fainé había intentado una fusión con Bankia, a la que se negó en rotundo su entonces presidente, Rodrigo Rato, pese a que la operación contaba con el visto bueno del Gobierno e incluso del propio Artur Mas.
Cuando Bankia fue nacionalizada, el pasado mes de mayo, Fainé se acercó al Popular, que entonces negociaba con Banco Mare Nostrum (BMN) con buenas perspectivas de alcanzar un acuerdo porque las cuentas cuadraban, con unas necesidades de capital conjunto de 2.500 millones de euros. Mientras estas negociaciones avanzaban, los expertos de Oliver Wyman se zambullían en los entresijos contables de las entidades financieras españolas. Y los números que hasta entonces salían bien, dejaron de salir y las buenas previsiones que había sobre la salud del Popular se tornaron negativas, y de repente las necesidades de capital de la entidad se elevaron a 3.700 millones de euros.
El Banco de España, que había presionado para que el Popular y BMN se fusionaran, cambió entonces de planteamiento y propuso a Ángel Ron, presidente de Banco Popular, que se fusionara con alguno de los grandes, y la opción era Caixabank, según «El Mundo».
Los resultados del análisis de Oliver Wymen fueron sorprendentes, hasta el punto de que Popular detectó unos errores que sumaban más de 1.000 millones de euros, mientras que se favorecía a Caixabank incluso en las previsiones, a futuro, según la entidad que preside Ron.
El argumento político también subyace en el trasfondo de estos movimientos porque, según las mismas fuentes, Fainé habría apelado a las posibilidades que abriría una integración para acercar Madrid y Barcelona. Llegó a hablar, incluso, de la «españolización de Caixabank». Pero el Popular no lo ve así y prefiere, de momento, seguir solo.