Ángel Rivera, el consejero delegado de Banco Santander España, ha afirmado que «De momento no estamos viendo un repunte de la morosidad».
Así lo ha indicado en el III Observatorio de las Finanzas, celebrado en la sede de la Universidad Camilo José Cela en la calle Almagro de Madrid.
El consejero delegado de Banco Santander España considera que este hecho es consecuencia, en el caso de los hogares, de la resistencia del mercado laboral y del ahorro.
Banco Santander no detecta por ahora ningún avance de la morosidad en España, a pesar de la compleja situación macroeconómica y del alza de los tipos de interés, si bien la entidad presidida por Ana Botín ha recalcado su cautela respecto a la evolución de la situación en lo que queda de año.
Ángel Rivera ha señalado que el ahorro ya ha alcanzado máximos, y como consecuencia, muchas familias «están empezando a tirar de ese ahorro». Respecto al empleo, está resistiendo adecuadamente, lo que redunda en los ingresos de los hogares.
Por lo que se refiere a las empresas, Banco Santander tampoco detecta un incremento de la morosidad, si bien ha advertido que la situación puede cambiar hacia final de año si a la presente moderación de la demanda de crédito se le añade una continua alta inflación.
El consejero delegado de Banco Santander España ha afirmado que «La situación no es complicada ni estamos preocupados».
Respecto a la posibilidad de que desde el Gobierno se tope el interés de las hipotecas, Rivera se ha posicionado en contra, porque considera que el mercado hipotecario español «es uno de los que mejor funciona de Europa», y que cualquier limitación «expulsaría en el futuro a muchos compradores».
En este aspecto, Rivera ha subrayado que el precio de las hipotecas en España es inferior a la media europea, y que «El mercado español es un mercado que funciona, que funciona bien».
Por lo que respecta a la situación macroeconómica, el consejero delegado de Banco Santander España ha recalcado que la economía española presenta una resiliencia comparativamente superior a las de otras economías europeas, por la menor dependencia de los precios de la energía, y ha indicado que, aunque la inflación persiste en niveles elevados, ya comienzan a notarse los efectos de la subidas de los tipos de interés por parte de los bancos centrales.