Desde comienzos de 2014, Bankia, presidida por José Ignacio Goirigolzarri, puso en marcha la simplificación de los contratos de sus productos financieros. A día de hoy, Bankia ya ha simplificado el 85% de los más de tres millones de contratos que sella cada año con sus clientes.
Esta iniciativa tiene como objetivo asegurarse de que los clientes entienden lo que firman, tanto los beneficios como los riesgos y costes de los productos. Los contratos que se han simplificado corresponden a depósitos, cuentas, tarjetas y servicios de canales (Oficina Internet, Oficina Móvil y Oficina Telefónica).
No obstante, la simplificación de los productos más complejos y que requieren mayor asesoramiento, como los fondos de inversión, planes de pensiones y valores, está paralizada a la espera de que el Ministerio de Economía apruebe una orden ministerial sobre la obligación de información y clasificación de productos financieros. La iniciativa de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) -conocida como el semáforo de riesgo- de la que se apropió Economía con el objetivo de mejorarla, está estancada.
La institución que preside Elvira Rodríguez elaboró una guía de colores para indicar el riesgo de los productos financieros, que debía acompañar a la información proporcionada por cada banco.
Bankia explicó en su día que, según un estudio realizado, los clientes perciben los contratos bancarios clásicos como muy extensos, complejos, y con términos poco coloquiales, escritos en lenguaje legal muy específico, con numerosas referencias a diversas leyes, y letra demasiado pequeña.
Tras revisar el contenido de los contratos, Bankia ha reducido su extensión, de forma que el número de páginas que recibe un cliente se reduce un 80%, a entre una y tres. Además de adelgazar el volumen, ha simplificado la redacción, y ha aumentado la tipografía de la letra por encima de lo exigido por la normativa. Todo ello sin que se mermen las garantías, subraya.
“El objetivo es que el cliente sepa lo que firma y, más importante, tenga la percepción y la seguridad de que el contrato no esconde nada con lo que no está de acuerdo. El contrato es la base de una relación entre el banco y el cliente, por lo que es crucial que sea limpio, sencillo y claro”, explican en Bankia.