Bankia, presidido por José Ignacio Goirigolzarri, ha sido la única entidad española que superó en el peor de los escenarios los niveles de capital que exige el Banco Central Europeo (BCE) en 2016.
Cada año, el BCE establece los requisitos mínimos prudenciales de capital de las entidades que supervisa con el objetivo de determinar si es necesario adoptar alguna medida, como la supresión del pago de dividendos o el reparto de retribución variable.
En 2016, Banco Santander y BBVA tienen que tener como mínimo un capital CET1 del 9,75%; a CaixaBank y Sabadell les basta con un 9,31% y un 9,25%, respectivamente, mientras que Popular debe mantener un 10,25%, y BFA-Bankia, un 10,31%.
Las últimas pruebas de resistencia, con datos de finales de 2015, desvelan que de los seis grandes bancos españoles, sólo BFA-Bankia era capaz de cumplir en la hipótesis más severa con los requerimientos del BCE, al margen de las distintas medidas que han ido tomando las entidades y la propia generación de capital,.
Por otra parte, en el escenario adverso y sin tener en cuenta los futuros requerimientos, lo que se conoce en el argot como «phase in», el grupo al que pertenece Bankia conseguía mantener un nivel de capital del 10,64%, por encima del 10,31% que le exige el BCE en 2016.
A continuación, la entidad que aparecía con mayor capital era CaixaBank, con un 8,97%, ligeramente por debajo del 9,31 % que le exige el BCE en situación normal en 2016.
Para 2017, la institución que dirige Mario Draghi tendrá en cuenta las últimas pruebas y establecerá sus exigencias de capital, con la novedad de que distinguirá entre las que son realmente un «requerimiento» de las que son una «orientación».
El BCE ha adelantado además que el «requerimiento» será el capital de obligado cumplimiento de forma inmediata, y determinará la posibilidad tanto de repartir dividendos, el pago de retribuciones variables o el abono a los inversores de intereses de emisiones de «cocos» -bonos convertibles contingentes en capital-.