BBVA Research cree que las pensiones actuales deberían volver a revalorizarse por debajo de la inflación, salvo las pensiones mínimas, que sí deberían subir en función del IPC, todo ello con el objetivo de garantizar la sostenibilidad del sistema de la Seguridad Social.
El responsable de Análisis Económico de BBVA Research, Rafael Doménech, aboga por mantener el índice de revalorización (IRP), que establecía una subida mínima del 0,25% en caso de déficit del sistema (como la actual) y un máximo del IPC más un 0,5% en tiempos de bonanza, pero con medidas adicionales para evitar la pérdida de poder adquisitivo
Domenech opina que habría que mantener dicho índice y aportar recursos adicionales o reducir gastos para conseguir revalorizaciones de mas de 0,25%, cercanas a la inflación.
Hasta 2013, las pensiones se actualizaban en función de la evolución de la inflación, pero a partir de la reforma que se llevó a cabo aquel año se revalorizaron con el IRP, por lo que no subieron más de un 0,25% debido a los ‘números rojos’ de la Seguridad Social. No obstante, en 2018 y 2019, con un déficit en el sistema de más de 18.000 millones de euros, se han vuelto a revalorizar las pensiones con el IPC.
Aunque el servicio de estudios de BBVA considera que hay que aspirar con carácter general a subir las pensiones en función de la inflación, advierte de que esta medida perjudicará la sostenibilidad del sistema si no se adoptan medidas compensatorias.
«Las pensiones de los nuevos jubilados son muy superiores a lo cotizado a lo largo de la carrera laboral, por lo que entran con un déficit actuarial que la demografía prevista no puede compensar. Incluso con la reforma de 2011 funcionando plenamente (dicha reforma elevaba la edad legal de jubilación a los 67 años de manera progresiva), el déficit será de 28 céntimos por cada euro», asegura Domenéch.
«Lo ideal es anticiparse y diseñar mecanismos que aseguren la corrección gradual del déficit y no de una manera brusca y traumática, como ocurrió en países como Grecia», apunta Domenéch, que señala que una de las ventajas del IRP era su transparencia y la información que proporcionaba sobre la salud financiera del sistema: sólo se puede gastar en pensiones lo que se ingresa por cotizaciones.
De seguir actualizando las pensiones con la inflación, sin factor de sostenibilidad y sin cambios adicionales en el sistema, el déficit de la Seguridad Social en 2050 podría suponer entre el 4,3% y el 6,3% del PIB, según estimaciones de la AIReF y de la Comisión Europea, respectivamente. BBVA Research destaca que ese déficit del 6,3% del PIB equivaldría a unos 4.000 euros anuales por cada cotizante.
El responsable de Análisis Económico de BBVA Research considera que haría falta más pedagogía en materia de sostenibilidad, para que los ciudadanos conozcan los desafíos a los que se enfrenta la Seguridad Social. «Los riesgos de sostenibilidad de no hacer cambios en el sistema no se explican lo suficiente», afirma.
Desde el Instituto BBVA de Pensiones vienen proponiendo desde hace años que los trabajadores españoles reciban anualmente información de la Seguridad Social sobre su futura pensión de jubilación y cómo varía ésta en función de la edad de retiro.