Un pacto entre Grecia y Europa es lo que espera el Fondo Monetario Internacional (FMI) para participar en un nuevo programa de rescate financiero al país heleno. Además, el ente espera que se asuman compromisos concretos de reestructuración de deuda por los socios europeos y que las autoridades griegas apliquen reformas estructurales integrales.
El organismo está consciente que el acuerdo en estas cuestiones tomará algún tiempo, pero es su condición para pasar a una segunda fase de las negociaciones. «No debemos tener la ilusión de que se solucionará el problema solo con la reestructuración de la deuda o solo con las reformas estructurales, son necesarias ambas», aseguró en teleconferencia un funcionario del FMI, que pidió el anonimato.
Mientras tanto, los europeos esperan a ver las reformas que ejecutará el Gobierno de Alexis Tsipras, para entonces discutir el alivio de la deuda, lo que podría ocurrir en el otoño. «El FMI solo entrará en el programa cuando estas dos condiciones sean aseguradas», agregó el funcionario. El organismo dirigido por Christine Lagarde ha insistido en que el actual nivel de deuda es insostenible.
Esta semana se retomaron las conversaciones a nivel técnico en Atenas entre la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE), el Mecanismo de Estabilidad Europeo (MEDE) y el FMI.
En total, está previsto que el tercer paquete de rescate con una duración de tres años sume unos 86.000 millones de euros, de los que un máximo de 25.000 millones se reservarían para la recapitalización de la banca.
El 18 de agosto es la meta que se puso el Gobierno de Tsipras para cerrar el acuerdo del tercer rescate, de forma que pueda recibir un primer desembolso antes del 20, día en que vence el pago de bonos al BCE por un total de 3.200 millones de euros.