El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, ha criticado esta semana la propuesta comunitaria para implementar un sistema europeo de garantía de depósitos bancarios.
Según una reseña del diario alemán Bild, Weidmann ha indicado que “las condiciones previas para una garantía europea de depósitos bancarios no se han cumplido”, poniendo voz a las reticencias del Bundesbank y Berlín sobre esta iniciativa, tercer pilar de la unión bancaria, que implica compartir riesgos.
También considera que “la situación de los sistemas bancarios nacionales depende aún en gran medida de las políticas financieras y económicas nacionales”.
Tomando en cuenta este escenario, Weidmann ha lanzado una advertencia porque si el plan se activa tal y como está previsto por la Comisión Europea (CE) “las consecuencias de una decisión política errónea” en cualquiera de los socios de la eurozona impactaría profundamente a “todos los ahorradores de la unión monetaria”.
La propuesta realizada por la CE, que todavía tienen que negociar los países miembros y la Eurocámara, propone crear un sistema de garantías europeo por fases, que iniciaría en el año 2017 y terminaría en 2024, cambiando los planes nacionales vigentes hoy día.
Dicho mecanismo contaría con 43.000 millones de euros, los cuales serían aportados por las entidades financieras de los países participantes en la unión bancaria, pertenecientes a la eurozona y aquellos comunitarios que quieran integrarse.
Su principal objetivo es tener un músculo financiero robusto para que si llega a suceder la bancarrota de una entidad financiera los ahorradores que cuenten con un monto de 100.000 euros puedan recuperar todo su dinero gracias a la implementación de este mecanismo.
Cuando sucedió la crisis en la eurozona, se aprobó la creación de la Unión Bancaria sustentada en tres pilares: el Mecanismo Único de Supervisión (MUS), que ya está activo; el Mecanismo Único de Resolución, que está empezando a funcionar, y un sistema europeo de garantía de depósitos. Aunque se han hecho muchos avances, esta última propuesta tropezó con el recelo de Alemania, que no desea incrementar los riesgos que comparte actualmente.