El Banco Central Europeo (BCE), a través del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), tiene proyectado este año el fichaje de 160 nuevos inspectores, un 20% más sobre los 800 con los que contaba al final de 2015.
El organismo ha resaltado que este refuerzo llega después de la avalancha de trabajo con la que se ha encontrado el MUS en sus orígenes.
El supervisor, con sede en Fráncfort, busca aumentar el control de todo lo que ocurre con los 120 grupos financieros bajo su paraguas, que suman en conjunto casi el 85% de los activos bancarios totales de la zona del euro; para lograrlo debe aprobar cualquier nombramiento de la cúpula de estas 120 entidades, lo que ha generado retrasos y quejas en algunos grupos financieros, que han tenido que esperar más de cuatro meses para lograr el visto bueno a nuevos cargos.
Aunque es el Banco de España el que se encarga del trabajo previo de los nombramientos de los altos cargos, es el MUS el que tiene la última palabra, pudiendo exigir una entrevista en Fráncfort con el candidato.
Durante 2016, la gobernanza sigue siendo una de las prioridades de la supervisión del BCE, aunque más enfocado hacia el modelo de riesgos: «La experiencia de la crisis financiera ha mostrado que los consejos de administración de las entidades de crédito no siempre han tenido a su disposición la información sobre riesgos necesaria para adoptar decisiones adecuadas de negocio y de gestión de riesgos», apunta el BCE.
El organismo europeo también se ha concentrado en asegurarse de que las entidades tienen un proyecto con perspectivas de ser rentable a medio y largo plazo. «El análisis de los factores que determinan la rentabilidad facilitará la identificación de las entidades con baja rentabilidad estructural», exponen desde el MUS.
El BCE también dedica gran parte de sus recursos a analizar cómo están preparadas las entidades para la nueva regulación de provisiones.