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sábado, marzo 30, 2024
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El Gobierno pide oficialmente el rescate de la banca

 

Luis de Guindos

El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha remitido al resto de miembros del Eurogrupo, una carta en la que se formaliza la petición de ayuda para la banca.

En el texto que consta de cuatro párrafos, no hay detalles sobre las condiciones del rescate, que es lo que marcará la respuesta de los mercados, hasta ahora poco o nada positiva. Ni tampoco sobre cuánto de los 100.000 millones ofrecidos quiere utilizar el Gobierno ni para qué fines o entidades bancarias.

“Tengo el honor de dirigirme a usted en nombre del Gobierno de España, para solicitar formalmente asistencia financiera para la recapitalización de las entidades financieras españolas que así lo requieran». Así abre la carta enviada por Guindos al presidente del Eurogrupo (ministros de Economía y Finanzas de la zona euro), Jean-Claude Juncker, en la que se reafirma que «la institución receptora de los fondos que canalizará a las entidades financieras» será el Fondo para la Restructuración Ordenada Bancaria (FROB), «en representación del Gobierno de España».

El Eurogrupo obligó a Guindos a anticipar la petición formal de ayuda una semana. Tal y como recoge la carta del ministro de Economía, se abre ahora el debate sobre las condiciones del rescate, con la intención de fijarlas en el Eurogrupo del próximo 9 de julio. En cuanto a la cuantía de la ayuda, el Gobierno español se inclina por un uso gradual de la línea de préstamo abierta, de modo que la primera fase del préstamo iría a las entidades nacionalizadas (Bankia, CatalunyaCaixa, NovaCaixaGalicia y Banco de Valencia).

La ayuda se canalizará a través del FROB, que actúa «en representación del Gobierno». La mayor pega que ponen los inversores al crédito europeo para la banca española es que las normas del fondo de rescate obligan a otorgarlo a través del Estado, lo que lleva a un repunte de la deuda pública española, ya muy castigada en los mercados.

Para suavizar esa percepción, el Gobierno español ha alimentado la expectativa de que es posible la inyección directa del fondo de rescate en la banca, un debate que Alemania se niega a reabrir. Es una vía cegada en el presente, tal y como se reconoce en la carta al recalcar que el FROB actuará «en representación del Gobierno». Aún así, Guindos no deja de reseñar que «en la elección del instrumento concreto en el que se materializará esa ayuda, tendrá en consideración las diferentes posibilidades disponibles en la actualidad, y aquellas que se puedan decidir en el futuro». Un agarradero al que asirse si las discusiones en el seno de la UE sobre cómo romper el vínculo entre la deuda de la banca y la deuda pública se materializan pronto en algún tipo de acuerdo.

En una intervención ante la plana mayor de la patronal CEOE, el presidente del Ejecutivo español, Mariano Rajoy, ha insistido en la misma línea. «En la UE, tenemos que ver cómo romper ese vínculo», indicó Rajoy, antes de defender que la petición del rescate para la banca es una medida esencial para «reactivar el crédito».

Guindos deja abierta la posibilidad de usar para el rescate instrumentos  aún por decidir

El Ejecutivo vuelca su limitada capacidad de presión en arrancar las condiciones que menos devalúen el valor de la deuda pública. Guindos tiene asegurado un tipo de interés asequible —entre el 3% y el 4%—, y batalla por lograr un préstamo “a muy largo plazo, de más de 15 años”, según aseguró el pasado viernes. Cuanto más amplio sea el periodo de devolución, menos dificultades percibirán los mercados en la refinanciación de la deuda española.

También debe precisarse aún si se usará para esta operación el fondo de rescate permanente cuando entre en vigor, algo que está previsto para ese mismo mes, y por lo que aboga buena parte del Eurogrupo. En las normas de ese fondo se establece la preferencia en el cobro de la deuda, en perjuicio de los inversores privados, lo que podría llevar a un mayor castigo de la prima de riesgo española. En alusión a «las posibilidades que se puedan decidir en el futuro» también cabe cualquier cambio que el Gobierno español pueda arrancar en este frente.

Para la cuantía del préstamo, Economía ofrece como punto de partida el análisis del FMI y el reciente dictamen de los evaluadores externos, que la semana pasada aseguraron que los bancos españoles necesitarían entre 51.000 y 62.000 millones para recapitalizarse. Puede acabar siendo menos —la estimación es el resultado de escenarios extremos, y algunas entidades pueden captar capital por sí mismas—, pero también más: a falta de las evaluaciones entidad por entidad, es posible que Economía se quiera garantizar un colchón de seguridad.

Lo que no se ha incluido en la carta finalmente es referencia alguna al compromiso del Gobierno español con el ajuste del déficit y las reformas estructurales, un compromiso «en paralelo» que el acuerdo del Eurogrupo que dio pie a la petición de rescate, el pasado 9 de junio, sí mencionaba para advertir que su cumplimiento se vigilará de forma estrecha.

El Gobierno español insiste en que la UE no pone nuevas condiciones por el rescate de la banca, más allá de las que se impongan al sector financiero. Pero lo cierto es que, al depender de la ayuda europea para recapitalizar entidades, el Ejecutivo de Mariano Rajoy está mucho más apremiado a cumplir con los objetivos de déficit. O a poner en práctica todo tipo de recomendaciones de la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, que serán los que supervisen la concesión y devolución del crédito a la banca.

En su intervención ante los empresarios, Rajoy ensalzó la «madurez de la sociedad española» ante los sacrificios que se le pide. Acto seguido, adelantó que habrá más: «Pronto, este año, habrá nuevas medidas económicas, por difíciles que sean, con el objetivo de generar crecimiento y empleo».

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