El Banco de España ha informado que se concedieron 59.959 millones de euros (67.036 millones de dólares), un 5,6 % del PIB, en ayudas para evitar la quiebra de entidades bancarias, de los cuales se han recuperado 4.139 millones (4.626 millones de dólares).
El organismo ha precisado que las ayudas procedieron en su mayoría del Estado, a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), creado con motivo de la crisis financiera en 2008, y una pequeña parte de las entidades financieras.
Tras este análisis, que abarca desde 2008 a 2015, el Banco de España concluye que se ha conseguido evitar la quiebra de un buen número de entidades, lo que habría tenido «efectos demoledores» sobre la estabilidad del sistema, la economía y el empleo.
Si se contabilizan las distintas garantías concedidas durante la reestructuración del sector, la factura se eleva en 10.390 millones (11.607 millones de dólares).
No obstante, considera que el Estado puede obtener ingresos por su participación en distintas entidades, por lo que cifra en unos 60.613 millones de euros (67.713 millones de dólares) los fondos netos aportados.
El informe analiza la crisis financiera y bancaria en España (2008-2015) y concluye que tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, el modelo económico de España hacía muy vulnerable a las entidades, principalmente a las cajas de ahorros.
Inicialmente, las entidades financieras optaron por buscar soluciones privadas, exigir mayores saneamientos y favorecer integraciones a través de las «fusiones frías».
Sin embargo, en algunos casos fue necesaria la inyección de fondos públicos, por lo que se creó el FROB, que tuvo que ayudar a la creación de la mayoría de grupos de cajas de ahorro.
El Banco de España destaca el esfuerzo inicial para sanear los balances con dotaciones cercanas a 300.000 millones de euros, el 28 % del PIB, y también la mejora de los niveles de solvencia.