Benoit Coeure, miembro del Consejo Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), ha señalado que las turbulencias en los mercados financieros de Europa podrían retrasar una subida de la inflación.
En declaraciones ofrecidas al Rheinische Post, Coeure ha explicado que las perspectivas de inflación de la eurozona se han visto afectadas por la fuerte caída del precio del petróleo, la desaceleración del crecimiento mundial y la volatilidad del mercado.
Desde principios de 2016, los bancos de la eurozona han perdido un 30% entre preocupaciones sobre su rentabilidad, aumentando el coste del capital para los bancos y frenando los préstamos.
Eso podría reducir la eficacia del programa de compra de activos del BCE, que busca impulsar el crédito y elevar la inflación a su objetivo de casi el 2%.
Coeure ha señalado que las entidades bancarias se enfrentan a una baja rentabilidad y algunos están registrando niveles elevados de morosidad. Sin embargo, ha indicado que “ninguno de estos desafíos son nuevos: han sido claramente identificados, requieren una acción contundente y se resolverán con el tiempo”.
Por otro lado, Coeure ha agregado que los gobiernos de la eurozona deberían promulgar políticas favorables al crecimiento, lo que podría incrementar la producción y ayudar a impulsar la rentabilidad de la banca. Si esto no llegara a ocurrir, tendrían que mantener los tipos bajos durante mucho tiempo.
Coeure ha aconsejado a los gobiernos de la eurozona “utilizar los ahorros obtenidos por el menor coste de refinanciación de la deuda de una manera favorable al crecimiento para ayudar a sus ciudadanos”.
Asimismo, Coeure ha señalado que los gobiernos deberían reducir los impuestos al trabajo, crear más incentivos para la inversión privada o reducir sus déficit.