Los temores de una nueva recesión en los países desarrollados a tan sólo tres años de la explosión de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos son cada vez más fuertes y probables. Esta semana, el Fondo Monetario Internacional advirtió a los países del grupo del G20 que las posibilidades de que se desarrolle una nueva recesión son «elevadas», y la culpa, de acuerdo al organismo, recae en la clase dirigente de los estados. Esto después de que las previsiones del crecimiento para la eurozona tuvieran un empeoramiento generalizado durante la semana. El organismo dejó en claro que nos encontramos ante una situación en la que la demanda está siendo debilitada, mientras que existe mucha volatilidad en los mercados financieros.
En un informe que estuvo hecho para la reunión de líderes de la semana pasada pero que se ha vuelto público hasta hoy, el FMI apunta que el crecimiento en los países desarrollados «se mantiene a una velocidad baja», y culpa de esto a la incoherencia de las políticas públicas, que han ocasionado una pérdida de confianza y un aumento notable en la incertidumbre y tensión de los mercados. Por si eso fuera poco, la entidad dirigida por la francesa Christine Lagarde asegura que existe un riesgo de que esta recesión sea aún más fuerte que la que se vivió en 2008. Así mismo, se recomienda a los países ricos el delimitar y crear políticas que delimiten sus sectores financieros lo más pronto posible. Con todo esto , el organismo también destacó el trabajo de algunas naciones a la hora de tomar decisiones en el camino correcto, pero recalco que se les debe agregar decisión y contundencia si es que se le quiere hacer frente al escenario de incertidumbre mundial.
Para concluir, y en una referencia casi directa a China, el FMI recomendó que las economías con superávit permitan la apreciación de sus monedas para impulsar el consumo interno.