El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha sugerido un plan de gasto de 4,1 billones de dólares (3,65 billones de euros) para el año fiscal 2017, un presupuesto en el que uno de sus principales objetivos es hacer frente al Estado Islámico, incrementar los impuestos a los más ricos y asistir a los más pobres.
El presupuesto para el año fiscal que iniciará el 1 de octubre es prácticamente un documento político, razón por la cual es poco probable que sea aceptada por el Congreso, cuya mayoría pertenece a los republicanos.
Sin embargo, Obama, cuyo mandato finaliza en enero de 2017, intentará hacer un último esfuerzo por financiar temas como la educación, la reforma al sistema penal y la creación de empleos, además de atribuirse el logro de la mejora en la economía estadounidense durante su gobierno.
La propuesta de gasto se encuentra dentro del marco del acuerdo logrado el año pasado entre la Casa Blanca y el Congreso, que eliminó recortes obligatorios tanto en defensa como en el gasto doméstico. No obstante, propone levantar los límites por completo a partir de 2018.
Obama ha indicado en el documento que “mi presupuesto incluye inversiones críticas, al tiempo que se adhiere al acuerdo presupuestario bipartidista que rubriqué como ley el pasado otoño (boreal)”. De igual forma, ha agregado que “también rebaja los déficit y mantiene nuestro progreso fiscal a través de ahorros inteligentes en salud, inmigración y reformas tributarias”.
Esta propuesta de presupuesto prevé un déficit de 503.000 millones de dólares (447.951 millones de euros) en el año fiscal 2017, en contraste con los 616.000 millones de dólares (548.584 millones de euros) del año fiscal actual, que finaliza este 30 de septiembre.
El presupuesto pide más de 11.000 millones de dólares (9.796 millones de euros) para los Departamentos de Defensa y de Estado para hacer frente al Estado Islámico y lograr la paz en Siria.
De igual forma, solicita 152.000 millones de dólares (135.365 millones de euros) para investigación y desarrollo, un incremento del 4% en comparación al año fiscal 2016, en el que se incluye el financiamiento para un programa contra el cáncer liderado por Joe Biden, vicepresidente en funciones.