De manera cautelosa y ante la situación de recapitalización de los bancos europeos, los Ministros de Finanzas de la eurozona han acordado tomar una serie de medidas para evitar que los requerimientos de capital de las entidades terminen afectando el crédito, mediante algunos ajustes a los mínimos de capital que se le están exigiendo a las entidades bancarias. Michael Barnier, el comisario europeo de Mercado Interior, ha declarado que se está trabajando hasta en los pequeños detalles del plan de recapitalización para evitar que tengan «nefas consecuencias en la economía real».
Lo que se quiere evitar es que los bancos opten por una reducción repentina de sus activos y su deuda. Así, a partir de ahora, el nivel de activos de máxima calidad requeridos por los bancos se fijará en términos absolutos en lugar de que se haga en un porcentaje, esto para evitar variaciones en el tiempo. Además, se discutió la idea de las tasas financieras a los bancos, una idea que aún no cuenta con un consenso general y que sigue manteniendo divididos a la gran mayoría de los países de la eurozona. En lo que si se ha llegado a un acuerdo es en los criterios y desequilibrios que podrían poner en peligro la competitividad de algún estado miembro, y que permitirá imponer multas de hasta un 0,1% del PIB. Entre estos criterios se incluyen aquellos países que tengan un muy elevado índice de desempleo y que no hagan nada para reducirlo o que lancen planes de acción y no los cumplan.
La Unión Europea también quiere evitar que los bancos necesitados no paguen bonus o dividendos, para lo cual se espera poder reforzar los poderes de los supervisores financieros para que puedan prohibir este tipo de acciones.