Grecia se encuentra en una situación contra reloj. El país debe concluir sus negociaciones con la banca antes del mes de Marzo, o de lo contrario el país caerá en la quiebra. Por si eso fuera poco, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy han aumentado el día de hoy las presiones sobre el país helénico, al dejar en claro que, si el país no acepta reformas adicionales, no se liberará el segundo tramo de ayuda del Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea. Esto último es especialmente importante por que, sin el dinero de ese tramo, Grecia deberá declarar la suspensión de pagos a mediados de Marzo.
Después de una reunión de los Ministros de Francia y Alemania, que tuvo lugar en París, Merkel mostró sus deseos de que Grecia siga siendo parte de la zona euro, no sin antes advertir la congelación del tramo de ayuda en caso de que no se llegue a un acuerdo. «No puede existir un nuevo programa si no se llega a un acuerdo con la troika. Todos los líderes griegos deben saber que mantendremos esta posición», aseguró la canciller alemana, quién también se mostró a favor de que Grecia deposite en una cuenta bloqueada los intereses de su enorme deuda, a fin de que los acreedores tengan prioridad sobre el resto de los gastos del gobierno griego.
Por su parte, el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, subrayó que «los griegos han adoptado una serie de compromisos y deben respetarlos, no hay otra alternativa». El mandatario reconoció también el hecho de que el actual primer ministro de Grecia, el tecnócrata Lucas Papademos, se encuentra trabajando en condiciones «muy difíciles», aunque puso como ejemplo el trabajo de Mario Monti en Italia.
Actualmente, en el parlamento griego se vive una gran tensión provocada por la negativa de los partidos para cumplir con uno de los requisitos de la Comisión Europea, el cual contempla una rebaja al salario mínimo, que en el país es de 878 euros al mes. La Comisión argumenta que el salario es mayor al de Portugal, que es de 560 euros, y el de España, que es de 748 euros.