Fitch ha calificado de ‘estable’ al sector bancario de tres países de Oriente Medio –Egipto, Jordania y el Líbano-, aunque atribuye a los bancos jordanos una perspectiva negativa.
A pesar de que el entorno en el que operan es muy vulnerable, Fitch ha detallado esta semana en un comunicado que los cambios en la solvencia de la deuda, así como en el entorno macroeconómico y geopolítico, van a afectar a las calificaciones de 2017 de esos países, en los cuales los bancos están muy expuestos a la economía nacional y la deuda pública.
En Egipto y el Líbano, los bancos financian en gran parte de la deuda pública, por lo que los depósitos de los clientes se invierten en bonos del Estado, destacó Fitch.
En Jordania, sin embargo, los bancos cuentan con menos deuda pública en sus cuentas, pero su actividad se centra principalmente en el entorno local, y el Gobierno es el que garantiza muchas operaciones crediticias.
En los tres países árabes, la deuda pública se ve afectada negativamente por unas «finanzas públicas débiles» y un «crecimiento económico negativo», y los tres están expuestos a «tensiones geopolíticas», subrayó la agencia crediticia.
Fitch no prevé que el crecimiento del PIB alcance el 4 % en 2017 en ninguno de los tres países, lo cual deja a los bancos pocas oportunidades para su negocio, pero las entidades van a mantener una buena calidad de activos en el presente año.
La liquidez de los bancos de los tres países va a estar sustentada por sus respectivos gobiernos, pero las divisas seguirán escaseando en Egipto, y los ratios de capital se mantendrán débiles en 2017, añade Fitch.