La semana pasada, dos destacados miembros del Banco Central Europeo (BCE) han desestimado la necesidad de aplicar más estímulos a la economía europea en el corto plazo, y han pedido tener paciencia, y esperar a que las medidas puestas en marcha hasta ahora surtan efecto.
El pasado mes de marzo, el BCE presentó un paquete de estímulos sorprendentemente grande, pero el descenso en las expectativas inflacionarias llevó a pensar que podrían incrementarse muy probablemente en el próximo mes de junio, cuando el emisor europeo presente sus previsiones de crecimiento e inflación.
El gobernador del Banco Central de Irlanda, Philip Lane, ha indicado que “tiene que ser algo genuinamente nuevo con el fin de que nosotros revisemos la configuración actual”, y ha agregado que las decisiones se tomarán en base a los datos.
Lane, que integra el Consejo de Gobierno del BCE, ha comentado durante la rueda de prensa que “en 2015, los indicadores mostraron que varias partes de la medida excepcional están funcionando”.
El BCE ha estado enfrentando la inflación ultra baja, esperando que las compras de activos y las tasas de interés negativas aviven el crecimiento.
El jefe del Banco Central de Estonia, Ardo Hansson, ha señalado que “es bueno enfatizar que tenemos que tener paciencia. Sabemos que la política monetaria funciona con desfases largos y por eso es bueno alinear las expectativas con lo que es razonablemente posible”.
Hansson, quien también forma parte del panel del BCE encargado de fijar los tipos, ha agregado que el organismo ha obtenido resultados positivos al contener el impacto agravante de los bajos precios de la energía sobre los sueldos y el precio de otros bienes y servicios.