La agencia Fitch ha afirmado que el retraso en la venta de Novo Banco puede afectar a la confianza de los inversores en la banca de Portugal.
«La venta de Novo Banco, detenida el 15 de septiembre, puede ser aplazada hasta mediados de 2016 y esto podría afectar a la confianza de los inversores en el sector bancario de Portugal, todavía débil a pesar de que está estabilizándose», según un comunicado.
Además el retraso de la venta podría afectar a las evaluaciones de la agencia sobre adecuaciones de capital del sistema bancario luso, señala Fitch.
Novo Banco fue creado en agosto de 2014 con los activos saludables del BES, banco que fue intervenido por el regulador tras detectar pérdidas multimillonarias e irregularidades en sus cuentas.
Fitch recordó que la entidad fue recapitalizada con 4.900 millones de euros, 3.900 procedentes de un crédito público y el resto de aportaciones del sistema portugués, que será quien asuma las pérdidas derivadas de la venta si finalmente se cierra por un precio inferior a ese montante.
La agencia de calificación de riesgos apuntó a que las condiciones operativas de la banca portuguesa siguen siendo difíciles, pero consideró que los resultados del primer semestre del año «mostraron una tímida recuperación de la rentabilidad», ya que la mayoría de las entidades, a excepción de Montepio, anunciaron beneficios.
«Los ratios de crédito en riesgo, que miden la calidad de los activos, están creciendo más despacio. Esto son buenas noticias porque sugiere una reducción en los ratios de impago», afirma Fitch.